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Víspera de cumpleaños / Despertares

El año pasado decidí que quería cumplir años lejos de todo y de todos, así que me fui a la Isla de Pascua. Uno podría pensar que después de Tsukuba yo quedaría aborreciendo la sensación de absoluta soledad, pero por momentos me hace falta. Tal vez la diferencia es que ahora sé que existo, mientras que en ese entonces (especialmente en 2010) sentía que no. Este año mi cumpleaños será ligeramente más social y local. Ya empecé a celebrar. Estoy contenta.

En estos últimos días me he despertado recordando todas las cosas que me gustan: tocar ukulele hasta que me duelan las yemas de los dedos, dibujar, cantar. Encontré una canción de Mocedades que no conocía y quedé como si nunca hubiera escuchado música en mi vida y quisiera más y más de eso tan nuevo y tan genial.

Hoy recordé que me gusta escribir. Sin embargo, no supe sobre qué era que escribía antes. Supongo que nunca lo he sabido, solo he escrito lo que salga.

A veces me da miedo que este despertar sea temporal, como el de la película, y el día de mañana vuelva a olvidar todo y solo me sienta aburrida y desesperada.

2014 (Reprise)

Cartagena – San Francisco – Point Reyes – Sonoma – Pescadero – Santa Cruz – Davenport – Isla de Pascua – Medellín – Popayán – Cali – México, D.F. – Teotihuacan – San Francisco – Point Reyes Station – Marshall – Santa Cruz – Villa de Leyva – Ráquira – La Dorada.

Qué año tan plácido. Plácido o falto de emoción. Feliz. Un año de depuración. Me deshice (y me sigo deshaciendo) de un montón de cosas que no necesito en mi vida. Objetos, vínculos, hábitos. Hasta peso perdí.

Mi vida laboral sufrió un sacudón violento pero necesario. Tomé un curso de interpretación médica. Conocí a Michael Sandel, a Ken Segall y al inventor de la kinesio tape. Estuve en un almuerzo con Joe Sacco y me dijo que soy muy buena intérprete. Manuele Fior me dio un beso en la mejilla.

Armé un mueble con Cavorite. Probé quesos y cervezas con Cavorite. Me fui de roadtrip con Cavorite. Estuve en un concierto de Franz Ferdinand con Cavorite. Comí ostras recién abiertas por Cavorite. Recogí fresas en un huerto junto al mar con Cavorite. Me enfermé del estómago y casi me desmayo encima del lecho de muerte de Frida Kahlo pero me cuidó Cavorite. Tengo mil y un recuerdos felices con Cavorite.

También hubo momentos dolorosos. Me fui entre una zanja en México y de milagro no me partí la pierna. Misaki tuvo un accidente y perdió un ojo. Sin embargo, ver How to Train Your Dragon me ayudó a entender que estará bien, que de hecho ya está bien y debo estar feliz de seguir con ella. Tener un perro es hermoso y durísimo al mismo tiempo.

Y como siempre, la sensación de continuidad. Nada empezará para mí cuando despierte mañana: volveré a la casa a cantar como siempre, a dibujar como siempre, a trabajar como siempre. Estoy muy contenta, a decir verdad.

Lección para una coleccionista de islas

Colecciono islas. Es una afición que requiere paciencia; no se puede ir a todas al tiempo, y mucho menos se puede pretender abarcar todas en una sola vida. De todas maneras, una a una las voy visitando, dispuesta a que me enseñen cosas.

Rapa Nui es el lugar más inhóspito en el que he estado. En Hanga Roa (el único pueblo) hay casas y gente, sí, pero basta alejarse un poquito para quedar solo solo solo. Recorrí cuevas, caminé entre caballos salvajes galopantes, incluso tuve el placer —y quiero pensar que el honor— de tocar ukulele frente a un moai solitario sin nadie, absolutamente nadie, a mi alrededor.

Lo que llegué a entender estando allá era que llevaba mucho tiempo llorando por un amor perdido y ya era hora de dejarlo ir. Me refiero a Japón. No sé en qué momento entendí de repente que mi hogar durante cinco años no era el sueño de mi vida que yo había dejado escapar sino apenas un archipiélago en el mar donde está mi colección.

Desde que volví he estado estudiando japonés de a poquitos, al fin libre de la presión de sentirme una anomalía que fue allá pero no encajó lo suficiente, no se esforzó lo suficiente, no amó lo suficiente. Ya no siento la necesidad de desligarme de un idioma que aprendí, así que ahora lucho contra el olvido.

No sé cuál será la siguiente isla de la lista. En realidad, nunca se sabe. Vendrá cuando venga, y con ella, otra lección.

30歳

No me di cuenta de que estaba cumpliendo años porque estaba ocupada viendo moais en la Isla de Pascua. No me di cuenta de que ahora tenía edad de persona seria y organizada porque estaba en shorts y camiseta de colores haciendo la misma cara de mis fotos de adolescencia.