Monthly Archive for December, 2014

2014 (Reprise)

Cartagena – San Francisco – Point Reyes – Sonoma – Pescadero – Santa Cruz – Davenport – Isla de Pascua – Medellín – Popayán – Cali – México, D.F. – Teotihuacan – San Francisco – Point Reyes Station – Marshall – Santa Cruz – Villa de Leyva – Ráquira – La Dorada.

Qué año tan plácido. Plácido o falto de emoción. Feliz. Un año de depuración. Me deshice (y me sigo deshaciendo) de un montón de cosas que no necesito en mi vida. Objetos, vínculos, hábitos. Hasta peso perdí.

Mi vida laboral sufrió un sacudón violento pero necesario. Tomé un curso de interpretación médica. Conocí a Michael Sandel, a Ken Segall y al inventor de la kinesio tape. Estuve en un almuerzo con Joe Sacco y me dijo que soy muy buena intérprete. Manuele Fior me dio un beso en la mejilla.

Armé un mueble con Cavorite. Probé quesos y cervezas con Cavorite. Me fui de roadtrip con Cavorite. Estuve en un concierto de Franz Ferdinand con Cavorite. Comí ostras recién abiertas por Cavorite. Recogí fresas en un huerto junto al mar con Cavorite. Me enfermé del estómago y casi me desmayo encima del lecho de muerte de Frida Kahlo pero me cuidó Cavorite. Tengo mil y un recuerdos felices con Cavorite.

También hubo momentos dolorosos. Me fui entre una zanja en México y de milagro no me partí la pierna. Misaki tuvo un accidente y perdió un ojo. Sin embargo, ver How to Train Your Dragon me ayudó a entender que estará bien, que de hecho ya está bien y debo estar feliz de seguir con ella. Tener un perro es hermoso y durísimo al mismo tiempo.

Y como siempre, la sensación de continuidad. Nada empezará para mí cuando despierte mañana: volveré a la casa a cantar como siempre, a dibujar como siempre, a trabajar como siempre. Estoy muy contenta, a decir verdad.

Work from Home Day

Los jueves son días de teletrabajo en la oficina de Cavorite. Para mí casi todos los días son días de no ver a nadie. Nunca habíamos aprovechado para trabajar juntos, hasta ahora. Aunque en realidad no estamos juntos juntos: Cavorite está en el comedor y yo en el escritorio del cuarto. Desde nuestros respectivos puestos no nos vemos y tampoco nos oímos. De cuando en cuando uno de los dos se da una vueltecilla para descansar la espalda y saludar al otro.

En la mañana, antes de separarnos, hablamos de la tortura que son las oficinas abiertas: la empresa le pide a uno que dé el extra y sea súper productivo, pero es como esos concursos de televisión donde uno tiene que cumplir una misión que requiere mucha concentración mientras evade huecos, salta obstáculos sorpresa y le llueven pasteles encima. Entonces uno está dispuesto a hacer su trabajo pero al mismo tiempo tiene que ver cómo se las ingenia para ignorar las entrevistas de la radio que domina la sala, la conversación interminable de los dos del frente, el ruido de la chuzografía del de al lado, la vibración del escritorio por las piernas inquietas algún otro, el timbre incesante del celular de uno que está chateando más allá, y encima la mirada vigilante del jefe que realmente espera que uno esté súper enfocado y dé resultados en ese ambiente laboral.

A mediodía —tras dejarle a Cavorite en la mesa un dibujito donde soy un esqueleto sentado frente al computador esperándolo para almorzar— fuimos por takeout a un restaurante pakistaní. También pasamos por nuestra librería favorita para llevarnos un libro enorme de cocina con el que queremos ver si hacemos algo interesante. En el camino nos dieron una muestra gratis de los jugos de una nueva juguería. “Cold-pressed”, dice el letrero a la entrada del lugar, al igual que prácticamente todos los avisos relacionados con bebidas de frutas que uno pueda ver por estos lares. Puras ganas de meterle participio adjetivado a todo para cobrar más.

Después del almuerzo nos tomamos un té y comimos chocolates de los que siempre traigo del aeropuerto de Bogotá. El sol se puso en algún momento, seguimos trabajando hasta que no pude más del tedio y nos acabamos las sobras del almuerzo con agua de flor de jamaica y aplanchados de postre.

Ahora yo estoy escribiendo esto a modo de break (traduzco un par de frases entre párrafo y párrafo) y Cavorite está leyendo en la sala. Pronto nos iremos a dormir y mañana madrugaré a terminar el trabajo.