Monthly Archive for September, 2015

Dibujos míos impresos

A principios del mes envié un cómic a una convocatoria para un fanzine. Luego creí que no había sido elegido y lo publiqué en Pájaro Mental.

O tal vez estoy contando mal esta historia y la estoy haciendo ver súper simple. Volvamos a empezar:

Yo, Olavia Kite, sufro el peor caso de indisciplina crónica que se haya visto en la historia. Si la falta de constancia fuera una patología, seguramente yo ilustraría la literatura médica. Incontables personajes inspiradores me han dicho una y otra vez que tengo que dibujar más, y yo siempre digo que sí y que sí y que sí y nada. Los decepciono a todos.

Un día recibí por Facebook una invitación a participar en un fanzine. Un fanzine, para los que no saben, es una publicación pequeña, independiente y de poca difusión. Los fanzines son una parte muy importante del mundo del cómic y, si uno se dedica a esto de los dibujitos, debería participar en ellos y/o hacer uno propio. Pues bien, ante el anuncio tuve un arranque de determinación: iba a hacerlo. Como muestra de la seriedad de mi propósito, les conté mi plan a unas cuantas personas para que pudieran regañarme sin parar si no llegaba a cumplir.

El día de cierre de la convocatoria terminé una traducción escrita, fui a almorzar con una funcionaria de la Embajada de Japón y tuve apenas el tiempo exacto para terminar el cómic y enviarlo antes de salir corriendo a interpretar una charla. Si no salía elegida, al menos podría sentirme orgullosa de que cumplí mi promesa y no puse el trabajo como excusa para autosabotearme.

Días después vi un anuncio sobre el lanzamiento del fanzine. Como no me habían contactado para decirme si me habían elegido o no, asumí que no y publiqué el cómic en Internet. Ese debería haber sido el fin de la historia. Pero no.

Ayer me encontré con Camilo Aguirre en un evento de Entreviñetas (el festival de cómic que me roba el corazón cada año) y él me entregó un librito. Le dije que gracias; es normal recibir fanzines en estos eventos. No recuerdo exactamente qué contestó pero fue algo como que yo sí estaba. ¿¡Qué!?

Abrí el librito y me encontré una página con una serie de dibujos hechos por mí. DIBUJOS. HECHOS POR MÍ. IMPRESOS. EN UN LIBRITO.

Sí me habían elegido.

Mi reacción de amateur descontrolada fue mostrarle el cómic a Arne Bellstorf (autor de Baby’s in Black), quien estaba parado ahí al lado. Primero me miró con sorpresa. “¿Tu cómic?” “Sí”. “¿Eso lo hiciste tú?” “Sí”. Así que la intérprete dibuja. Vaya. Me dijo que le gustaba el hecho de que fuera minimalista. ¡Aaaah! ¡Arne Bellstorf alabó lo que más me hacía sentir insegura respecto de mis dibujos! Soy una fan enamorada.

Hoy me desperté y lo primero que hice fue volver a mirar el fanzine, que tenía en la mesa de noche sobre mi copia firmada de Baby’s in Black. Me pregunto si algún día en vez de un fanzine será un libro lo que tenga en la mesa de noche con dibujos míos impresos. Eso depende enteramente de mí, en realidad.

Lecciones de vida de una roommate temporal

Seguramente ahora escribo muy mal. Todo es cuestión de práctica y yo no he practicado desde hace millones de años. Siempre me da sueño cuando intento escribir. Es la reacción de mi cuerpo ante lo difícil. Hace poco tuve un trabajo de un tema duro y estaba tan nerviosa que no podía del sueño. Pero llevo doce años con este blog y no puedo abandonarlo así como así. No después de doce años. No tiene sentido.

Alguna vez mi ex novio me dijo, para insultarme, que yo no era más que una simple escritora de blog. Muchos años después pienso que eso es precisamente lo que quisiera ser. No aspiro a sacar ningún libro. Soy el ser menos literario del mundo. Sin embargo, me gusta documentar mi vida.

Ya me dio sueño. Aquí es donde se marca la diferencia entre el hacer y el no hacer. Llevo mucho tiempo prefiriendo lo segundo. Esta vez me sobrepondré. No dormiré hasta no terminar.

En estos días he estado compartiendo una habitación de hotel con Gloria, quien fuera compañera mía de la universidad hace muchísimo tiempo. Gloria y yo éramos estudiantes de literatura y ahora ella es periodista/escritora y yo soy intérprete/dibujante. Me voy a dar el lujo de hacerme llamar dibujante porque probablemente ya es hora. Le hicimos el quite a una fiesta y nos quedamos charlando un largo rato. Hablamos de Nueva York, de Tsukuba, de La Tigresa del Oriente y de cómo la constancia la llevó al éxito en un ámbito en el que carecía por completo de talento. También hablamos de cómo hay que tomar la firme decisión de tomarse en serio las cosas que uno hace. Si uno escribe, y quiere escribir, tiene que escribir de verdad. Constante y metódicamente. La diferencia entre la gente que lo logra y uno es que esa gente está haciendo y uno no.

Es una decisión difícil, hacer de verdad. Decidir dejar de ser un “bum” como Rocky, empezar un proyecto y culminarlo. Me siento un poco loser de no haber hecho nada. (Digo esto después de haber enviado por primera vez un cómic a una convocatoria, así que soy la reina del autopalo y mejor me callo.)

También es inspirador y de gran ayuda tener acceso a ciertas esferas (anoto todo esto para que no se me olvide). No me doy cuenta pero estoy acá en un festival de cómic codeándome con gente que admiro mucho. En otro país no podría ni imaginarme llegar a algo así. Estoy en la escena y hasta ahora he desaprovechado mi presencia.

Me pregunto si el destino me puso en este cuarto con Gloria para que yo aprendiera un par de lecciones de vida y retomara el blog de una vez por todas y planeara ahora sí de verdad hacer un fanzine. Estoy que me duermo pero quedo muy inquieta. ¿Qué es lo que quiero hacer de verdad?

(Obvio que lo sé, obvio que lo sé, obvio que lo sé.)