Monthly Archive for January, 2015

Misaki tuvo un accidente

Misaki volvió a la casa hoy tras una larga temporada en la clínica veterinaria. El mes pasado el perro de un vecino se le lanzó desde un garaje, rompió el vidrio de la puerta y un trozo le cortó la córnea del ojo derecho a nuestra perrita. No era la primera vez que ese perro atacaba, y ciertamente no fue la última. Incluso hoy intentó mandársele encima al golden retriever que siempre acompaña a Misaki en el camino desde y hacia la guardería.

Me enteré del incidente pocas horas antes de tomar el vuelo de regreso a Bogotá desde San Francisco. Se imaginarán cómo pasé todas esas horas en el aire con tanto tiempo para pensar y la perra aún en riesgo de infección y rascándose las suturas. En aras de ahorrarle ese mismo sufrimiento a mi hermana, solo le contamos cuando hubo llegado desde Buenos Aires. Para ese entonces, Misaki ya se encontraba fuera de peligro.

No entiendo por qué el vecino insiste en mantener a su perro encerrado en un garaje con puertas de vidrio si las vive rompiendo, poniendo a todo el mundo en peligro. Ahora Misaki está sin un ojo y ese perro agresivo sigue campante, seguramente porque no es un pitbull sino un perro lanetas que uno tomaría por amistoso. Lo peor es que ante la primera mención que hice del hecho (cuando Misaki todavía estaba en la clínica en condición delicada), la respuesta que obtuve fue que ahora ella se iba a volver vengativa contra nosotros porque “esa raza es así”. El pitbull siempre tiene la culpa.

Afortunadamente Misaki ya salió adelante de este episodio y conserva su temperamento alegre de siempre. El otro día vi How to Train Your Dragon y me hizo llorar mucho porque tiene que ver con eso de que la vida sigue incluso con partes del cuerpo faltantes. Y sí, la vida de Misaki siguió. Para fortuna nuestra, siguió.

Dos mujeres, dos caminos

En 2008, mi novio terminó conmigo. Ya veníamos mal desde hacía rato, pero yo estaba totalmente obcecada por el poder del amor (o la dependencia emocional) y reaccioné de manera poco decorosa. Poco después el hombre empezó a aparecer en Facebook con su nueva novia: una bombshell total que le gustaba a todo el mundo, según me contaban por ahí. Mientras tanto, yo era… bueno, lo que ya se sabe: carenerd, narigona, gafufa, mente random y cuerpo de nevera. Es vergonzoso escribir las burradas que se me pasaban por la cabeza en ese entonces, pero yo sabía que en estas condiciones no tenía cómo competir.

Anoche estaba tomando café con unos amigos cuando apareció un conocido de ellos y nos saludó. Iba acompañado de una mujer vestida de negro con el pelo teñido de rojo arreglado en una especie de victory rolls que me parecieron muy bonitos. Solo al final del breve encuentro la presentó y nos despedimos. De repente tuve un destello de lucidez y la reconocí.

Era ella.

Al darme cuenta de quién era la persona que acababa de ver, también noté que en ningún momento había sentido que hubiera estado en presencia del Nacimiento de Afrodita ni nada por el estilo. No estoy tratando de decir que ella era fea o que yo era más bonita que ella. Lo que quiero decir es que durante años yo estuve alimentando el mito de que un hombre había dejado a Amy Farrah Fowler por Jessica Rabbit y resulta que ninguna de las dos era tal. Éramos dos mujeres y ya. La atracción de mi ex se había marchitado en un lado y había florecido en otro, pero la competencia que yo estaba perdiendo nunca había existido.

Sintiéndome mucho mejor conmigo misma, seguí charlando animadamente con mis amigos.

Nota final: Después del terremoto de 2011, el ex en cuestión me llamó sorpresivamente para saber cómo estaba y darme apoyo moral. Después de la discusión obligada sobre el pánico y la incertidumbre, me preguntó por mi vida después de él. Le conté. Entonces se le ocurrió decir que tenía muchos puntos porque había estado con la más más (sic) de los geeks del anime y la más más de los geeks de la computación. ¿Así que ambas éramos ganadoras en diferentes categorías? En fin, ya lo saben: soy la más más.

2015 (Sopor)

Hoy las piscinas públicas de La Dorada están a reventar. De resto, casi todo está cerrado.

Nosotros no vamos a la piscina a pesar del agobiante calor. Comemos paletas, tomamos siestas, nos encerramos en los cuartos más frescos, pero ni siquiera tenemos vestido de baño como para unirnos al plan general.

Mi primo de ocho años decide desechar la idea de visitar a un amigo y se queda en la casa con el resto de la familia. Durante el almuerzo-cena jugamos a imaginarnos televisores que estallan con tal fuerza que acaban con el universo y con el mismo estallido crean nuevos universos, y bebidas con gas más feas que el té con gas. (Después Cavorite me recuerda que el kombucha es té con gas y a mí me gusta mucho.)

Mi tío dice que no es muy común que un adulto le dé toda su atención a un niño durante tanto tiempo como lo he venido haciendo hoy con mi primo. Supongo que lo hago en parte porque es mi primo y me cae muy bien y en parte porque imaginar cosas locas es genial pero los adultos no andan muy en la onda de eso, así que hay que aprovechar cuando uno tiene un niño al lado.

En cuanto al año que empieza, ya habrá tiempo de entrar en él en forma. Primero hay que huir de este calor para que nos dejen de pesar tanto los párpados.