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    2015 - 05.13

    Con mi familia veíamos un episodio de Aventuras en Pañales. Estábamos en un edificio bastante feo. Yo iba a dar una vuelta por la cuadra y, cuando volvía, no lograba encontrar el apartamento donde estaban todos. Por un pasillo se asomaba una rata enorme rosada. Yo la ignoraba porque lo asqueroso no era lo importante, sino mi familia. Cuando por fin lo hallaba, resultaba que una secta budista los estaba matando a todos poniéndolos a mirar a través de una tela roja. Desaparecían en el acto, y en ese instante el monje principal pellizcaba la tela con una especie de caimán de pelo. Veía cómo desaparecían a mi mamá. Me daba cuenta de que esto era un sueño e intentaba desesperadamente despertar, pero no podía. Entonces me asomaba por una tela amarilla que estaba al lado izquierdo de la roja y, efectivamente, desperté unos segundos. Pero ahí mismo volví al sueño y le preguntaba al monje si nos estaba matando o haciendo despertar. “¿En el sitio adonde están yendo, están vivos?” El monje no respondía. “¿Me va a doler? ¿Me va a doler? ¿Me va a doler?”

    Desperté con miedo de volver a quedarme dormida y terminar allá otra vez.


    2013 - 06.21

    Cavorite se iba a vivir a un apartamento dúplex que tenía un acuario enorme que cubría toda la pared y llegaba hasta el segundo piso. Su cuarto también tenía un acuario sobre la cama. Estaba lleno de pececitos y moluscos de colores muy vivos.

    Conocía un pueblo colombiano que tenía sinagogas muy grandes color café oscuro con blanco. Parecía un pueblo europeo pero la gente tenía acento costeño.


    2013 - 02.14

    Estaba en un viaje, tal vez en Estados Unidos, tal vez en Europa. Me encontraba a Arisu, y luego a Hazuki y a alguien más de Japón. Me emocionaba mucho y quería tomar una foto pero por alguna razón no lo lograba. Luego resultaba que yo había estado montada en un cohete y ya había vuelto a la Tierra, pero no me dejaban salir del complejo espacial por haber olvidado un carnet.

    De pronto estaba en una casa comiéndome una mazorca roja que había sacado de una esquina donde crecían granos sueltos y también las tusas. Estaba con mi abuela materna.

    De repente todo cambiaba y estaba en otro complejo espacial, donde me habían encerrado en una caja junto con un mico que en realidad era una persona pero había habido un cambio de ¿mentes? ¿almas? y había quedado atrapado en el cuerpo del mico. La caja era muy pequeña y no parecía haber escapatoria, pero en una esquina encontraba una tarjeta SD y otros objetos que podrían ser importantes. Antes de meterme a la caja pequeña me habían obligado a hablar con el alien de Roswell, a quien le costaba respirar y metían en mi celda en una camilla. En un punto me daba cuenta de que el mico había escapado y solo quedaba yo en la caja incomodísima.


    2012 - 12.28

    Mi mamá quería una camisa igual a la mía roja de cuadros. Íbamos a una tienda por departamentos y yo me tenía que trepar en unos estantes altísimos para alcanzarle las camisas que podría comprar (una verde pavo real y una morada, ambas de cuadritos). En esas encontraba tres blusas de flores de colores vivos (rojo y amarillo, principalmente) y quería medírmelas.


    2012 - 05.14

    Unas personas y yo estábamos esperando a que nos rescataran de la Tierra, que iba a ser destruida pronto. Teníamos listas nuestras toallas para que un amigo extraterrestre nos llevara en una nave segundos antes de la gran explosión. Algunas personas no hacían las cosas bien y el extraterrestre (humano) hacía retroceder el tiempo cuantas veces fuera necesario hasta que hicieran los preparativos en el orden correcto y así poder huir con nuestras toallas.

    Aterrizaba en Miami, me salía del aeropuerto con mis maletas y estaba dispuesta a disfrutar de la playa (que estaba ahí mismo) cuando me daba cuenta de que yo en realidad estaba haciendo escala pero no sabía la hora de partida del siguiente avión ni adónde me llegaría. Me tocaba entonces devolverme al aeropuerto. Me preocupaba. El paisaje playero era todo azulado, como si se le hubiera aplicado un filtro azul a la luz del día.

    Estaba en un baño de mármol café como setentero. Había personas disfrazadas de gladiadores. No sé si yo también estaba disfrazada. Creo que ellos estaban esperando a que yo me alistara.


    2012 - 02.18

    Tiraba con un contacto de Internet. Después yo ayudaba a pasar espadas de un lado a otro. Eran pesadas.

    Minori era un gran hacendado y yo me estaba quedando en su castillo japonés. Estaba ayudando a servir la sopa para sus invitados (era un gran banquete) cuando empezaba a decir que la peor mujer era la latinoamericana. “Worse than a servant, she’s a harlot”. Yo me enfurecía porque sabía que lo decía por mí y nuestra ruptura. Le gritaba que no había necesidad de desahogarse así por algo del pasado y le echaba la sopa encima. Me quería ir de ahí. Él se vestía con un uniforme de kendo y salía a perseguirme con una katana para matarme. Yo me escondía en el clóset del cuarto de huéspedes. Pasaba mucho tiempo. Me preguntaba qué se sentiría morir en un sueño. Yo sabía que estaba metida en el armario pero veía lo que pasaba por fuera, Minori y sus hombres buscándome. Minori decía que lo más probable era que yo hubiera cogido un taxi para irme. Entonces yo ya no era yo, sino que la escondida era una japonesa. Por un momento Minori buscaba a la enemiga en el cuarto de huéspedes pero no en el clóset. Yo entraba a fisgonear la escena y me daban la bienvenida como a un invitado más. A la japonesa le daba un antojo enorme de unas longanizas que preparaba Minori y se salía de su escondrijo. Minori y todos sus invitados estaban en un picnic al aire libre y Minori se ponía a practicar tiro con un arco y flechitas pequeñitas. Las flechas le daban a la japonesa, que estaba trepada en un árbol. Caía pesadamente al piso.

    Ese debía ser el fin de la obra en la que estábamos porque Minori me llamaba para hacer la venia.

    Después veía a una mujer en un concurso de canto, pero Celine Dion le decía que cogiera seriedad. Entonces ella aparecía subida de un trapecio y se tiraba de ahí, instantáneamente deshaciéndose como si allá arriba hubiera agua iluminada de color verde manzana y ella estuviera hecha de tierra y palitos.


    2011 - 09.24

    Podía correr mucho sin cansarme. Pasaba por debajo de los puentes de la 68 con 63 corriendo. Me miraba al espejo y veía que me había hecho rayitos en el pelo, pero no entendía cuándo había ocurrido esto. Creo que además necesitaba unos lentes nuevos, amarillos.


    2011 - 07.30

    Veía gente danzando a lo lejos, en un valle. Estaban vestidos de rojo. Le preguntaba a Cavorite cómo se llamaba su maestría. De pronto, Azuma estaba dibujando sobre mi tapete absorbente de calor para el computador y hablando del niño con el que estaba saliendo. Entonces yo me daba cuenta de que había retrocedido en el tiempo, porque ese hombre ya no tenía por qué estar en el panorama.


    2011 - 07.20

    Cogía un taxi hacia un bosque, no sé para qué. Cuando llegaba, j. estaba ahí con su esposa. Decidía devolverme y estaba a punto de pedirle al taxista que me llevara otra vez, pero j. se me había adelantado y ya lo había contratado. Les daba la espalda y empezaba a irme sin despedirme, aunque no me movía lo suficientemente rápido. El taxi resultaba ser solo para la esposa y j. se quedaba ahí. No sé qué nos decíamos. Yo estaba furiosa y triste.

    Después estaba con mi hermana en un almacén de ropa y llevábamos puestas chaquetas deportivas (la de ella era lila con rayas moradas) que nos estábamos midiendo y al fin no comprábamos.


    2011 - 04.22

    Estaba caminando por el barrio donde queda la casa de mi tía. Tenía puesta una blusa blanca de flores rojas y cuello chino muy bonita. Tenía la chaqueta en la mano. Aparecía Ovidio paseando a su sobrino, quien era mucho menor de lo que es en realidad. Nos saludábamos de lejos. Llegaba a la casa de mi tía y de repente estaba en el dormitorio de una universidad en Estados Unidos.