Estaba en una reunión con Joe Sacco y otra gente (como cuando todos almorzábamos juntos en Entreviñetas). Salíamos todos a caminar. Joe Sacco me cogía la mano. Me preguntaba si iba a terminar dándome un beso con él. Me parecía bien si llegaba a suceder, pero lo perdía de vista y me tocaba buscarlo en un lugar remoto de la ciudad (no sé qué ciudad) a ver si lo atrapaba saliendo de alguna charla y podíamos volver a caminar juntos. Yo estaba masticando chicle y cuando intentaba escupirlo resulta que estaba todo blando y estirado y pegadísimo en mi boca. Solo podía sacarlo de a pedazos. La sensación era bastante desagradable.
Archive for January, 2017
Me invitaban a una fiesta de oficina. En realidad estaba invitada a dos. Pensaba que más tarde podría ir a la otra. Me encantaba la idea de estar invitada a dos fiestas al mismo tiempo. Iba al baño de la oficina, que estaba vuelto nada (lleno de papel higiénico desenrollado por todas partes y un poco oscuro). Intentaba de todos modos orinar pero se inundaba y yo quedaba hundida en el agua que se sentía más caliente por lo que yo hacía. No me daba asco; al parecer esto era completamente normal.
Me encontraba con Kristie, mi profesora de la universidad. Nos íbamos al aeropuerto en taxi. Ahora yo estaba en Cali. El taxista no sabía cómo cobrarnos. Yo miraba su cartel de tarifas pero estaba todo borroso.
De repente estaba en Cartagena con Lynn y Val. Primero estábamos en un taxi, pero luego caminábamos y bajábamos por rampas eléctricas. Se veía que había playas muy bonitas a las que yo quería ir la próxima vez que viniéramos. Val nos tomaba una foto. Yo salía haciendo mala cara y se notaba que tenía barba. Me sentía muy fea al ver esa foto. Llegábamos a una iglesia que estaba en parte sumergida en el mar. Se llamaba la iglesia de Santo Toribio. Lynn no me creía que ese era el nombre pero corroborábamos en un grabado en piedra en el suelo y sí. Ahora ellas querían que fuéramos al centro de la ciudad, pero no había tiempo porque estábamos en una escala corta y pronto teníamos que irnos al aeropuerto. Yo quería ir a la playa y tumbarme en la arena. La playa al lado de la iglesia también era muy bonita y limpia. Pensaba decirle a Juan que por qué no íbamos a una playa en vez de al Amazonas.
Estaba en Tokio. Pensaba que afortunadamente la vida me había dado una segunda oportunidad para estar allí un tiempo largo y esta vez la aprovecharía caminando mucho. Al parecer esta todavía no era esa oportunidad porque este era un paseo corto con mis compañeras de curso y yo volvería después. Primero estábamos en un bus y las calles tenían árboles grandes y frondosos como algunas partes de Buenos Aires. Luego, inexplicablemente, estábamos en un tren. El tren llegaba al final del camino y se estrellaba suavemente contra una reja. Ese detalle me parecía chistoso. Nos bajábamos y tomábamos fotos alrededor del tren. Había una especie de subsuelo que también visitábamos. Mis amigas se tomaban una foto sin mí. Alguien, creo que LM, me pedía que le tomara una foto. Mientras lo hacía, unos niños se acercaban y hacían muecas. De repente, de un túnel salía un chorro de agua que se los llevaba, algo así como una ola gigante que venía y se iba de nuevo. Todos nos asustábamos y creíamos que estaban muertos. Nos avisaban que estaban bien, que habían aparecido en el piso superior, afuera de esa especie de sótano o cueva.
Estaba en Lima. Mi familia y yo habíamos viajado allí pero yo me había alejado de ellos porque tenía que investigar algo en una universidad. Estaba con un bogotano recién conocido (no en la vida real; recién lo conocía en el sueño), académico tal vez. Él estaba coqueteando un poco. Yo ya casi me tenía que ir al aeropuerto, o primero a encontrarme con mi familia y luego al aeropuerto. Estaba debatiéndome sobre qué hacer. No sabía bien a qué hora era mi vuelo y temía perderlo. Entrábamos a la biblioteca y él me llevaba a un rincón (obviamente rodeado de libros), donde me besaba. Yo le tocaba la cintura debajo de la camiseta. Era más alto que yo. Salíamos del edificio de la universidad donde estábamos pero le decía que debía devolverme porque necesitaba usar el wifi para revisar mi horario de vuelo. Revisaba el itinerario en mi celular. Estaba bien. De repente no sabía si mi familia y yo teníamos el mismo itinerario o no. Pensaba también que en caso de perder el vuelo, podría pedir mágicamente un tiquete nuevo. Pero no, aún tenía tiempo. El tipo me contaba que había hablado con una amiga, quien le había dicho que no sabía cómo hacía él para darse besos con gente en la biblioteca llena y lograr que nadie lo viera.
No sé si esto ocurría antes o después del tipo del beso, pero estaba en la misma universidad con mi hermana y le decía que valía la pena conocer el centro de Lima antes de irnos. Pensaba en tomar un taxi a la Plaza de Armas e ir caminando rápido desde allí para echarle un vistazo. Necesitábamos un supermercado y yo le decía que en el centro casi no había, pero luego recordaba que justo al lado de la universidad había uno.
Me enteraba de que estaba embarazada de Cavorite (o casada con él, no recuerdo) pero conocía a otro tipo (alto, nariz pequeña, ojos verdes, mono) y empezaba a hablar con él y me gustaba. Le gustaba bailar y había estudiado en la Javeriana. Nos poníamos cita para vernos al otro día. Estábamos en la sala de mi casa y mi mamá aparecía en el antejardín. El tipo pedía que mi mamá pusiera un marcador contra la ventana para tomarle una foto. Mientras hablábamos me llegaba un montón de certificados, no sé si de matrimonio o de embarazo o qué.