Estaba en la casa del biólogo. Le daba un beso, cosa que lo sorprendía. Me iba para mi casa. Bogotá tenía metro. Alguien me llevaba en carro a la estación. Había un accidente: una grúa gigante que cargaba un cohete igualito al de Tsukuba quedaba a punto de descolgarse por las escaleras de entrada (frente a un Carulla). Yo lograba trepar por una malla hacia un lado para salir de la estación; Lindsay Lohan me ayudaba. De repente el cohete se soltaba de la grúa, aplastaba a unas personas y sus tanques de hidrógeno estallaban. Catástrofe. Empezaba a haber explosiones por todo lado. Había muertos por aquí y por allá. Yo corría hacia el oriente. Rezaba (no entendía por qué si no soy religiosa). Empezaba a hacerse de noche y las calles eran cada vez más empinadas. Pensaba llamar al biólogo a ver si me dejaba volver a su casa porque claramente no podía volver a la mía.
Archive for May, 2014
Cavorite me dejaba sola viajando en tren en Inglaterra. Pueblo tras pueblo yo decidía no bajarme y avanzar un poco más, hasta que llegaba a Blackpool. Me bajaba en la estación y seguía a unas colegialas por un camino, luego una señora me señalaba unas escaleras eléctricas y resultaba en un centro comercial. Mientras caminaba me daba cuenta de que había olvidado la cámara, pero no importaba porque había oscurecido, estaba nevando y pronto tendría que volver adonde estaba Cavorite. Yo no estaba bien abrigada pero no me daba frío. El centro comercial era muy curioso porque tenía H&M, SAO y Cine Colombia y estaba lleno de colombianos. Pensaba tuitearlo pero primero buscaba el baño.
- Mi familia y yo estábamos en Venezuela, en una ciudad de la que todo el mundo ya había escapado menos nosotros y los militares estaban saqueándolo todo. Corríamos el riesgo de perder nuestro equipaje y todas nuestras pertenencias, además de que nos fueran a encarcelar y, quién sabe, tal vez incluso torturar. Teníamos que encontrar la manera de volar de regreso a Colombia. Yo tenía mucho miedo. Me alegró despertarme y saber que todas mis cosas están en orden y que ningún régimen me va a coger.
- Estaba en San Francisco con mi tía paterna y algunas personas más. Era el último día. Proponía ir a Sutro Baths, o más bien los iba guiando a todos sin decirles adónde íbamos. Para ir allá tocaba pasar por una cárcel. No recordaba que uno podía pasar por el lado y los hacía entrar. Todos creíamos que íbamos a visitar a mi tío M., que estaba encarcelado, pero no. Me pedían que dejara mi morral en un locker. Los policías eran muy amables. Seguíamos hacia Sutro Baths, que resultaba ser un monasterio muy lindo en la cima de una montaña. Aparecía L.E., compañera del curso, y nos acompañaba en el paseo. Cuando alcanzábamos puntos altos, la vista era espectacular. Me daba cuenta de que había dejado la cámara y el celular en el morral que estaba en el locker.
Azuma se estaba quedando en mi casa, que era grande y rodeada por un bosque. Se lo presentaba a mi familia pero por miedo usaba su nombre anterior, que él también usaba en ese momento. Mi familia sabía quién era, así que usaban su nombre de ahora. Él se tenía que ir. Resultaba que estábamos en Tsukuba. Yo le decía que temía que jamás fuéramos a volver allá y que jamás nos fuéramos a volver a ver.