Decidía entrenar ping-pong en serio. Mi entrenador me preguntaba si no tenía raquetas y empezaba a corregirme la posición de la mano. Me daba miedo decidir dedicarle mucho tiempo a este deporte. También pensaba que tal vez no llegaría a ser buena nunca.
Archive for June, 2013
Presenciaba un ensayo de bailes yemeníes, pero al parecer Yemen quedaba en Europa Central, a juzgar por los bailarines y los trajes. Uno de los bailarines me coqueteaba y me invitaba a unirme al baile.
Cavorite se iba a vivir a un apartamento dúplex que tenía un acuario enorme que cubría toda la pared y llegaba hasta el segundo piso. Su cuarto también tenía un acuario sobre la cama. Estaba lleno de pececitos y moluscos de colores muy vivos.
Conocía un pueblo colombiano que tenía sinagogas muy grandes color café oscuro con blanco. Parecía un pueblo europeo pero la gente tenía acento costeño.
Viajaba a Chile a visitar a Azuma, pero estando en su apartamento resultaba que estaba era en Nueva York. Ya iba llegando la hora de tomar el shuttle del aeropuerto para el regreso pero yo me quedaba coqueteando con Paul Simon. Él cantaba y yo lo acompañaba. El tipo me encantaba, me parecía súper que fuera bajito. De repente me daba cuenta de que ya era tarde, no había alistado maleta y estaba en pijama. Curiosamente, parecía que no había hecho demasiadas compras y con solo meter una bolsa de plástico en la maleta —¡cabía perfectamente!— ya quedaba. El problema era que no iba a tener tiempo para bañarme y la idea de viajar todo el día en pijama no parecía muy tentadora. Azuma recibía una llamada avisando que el shuttle me iba a recoger a las y 15 (eran las y 13) en la esquina de la 59 con 15. Él me preguntaba si sabía dónde quedaba eso y yo claro que sabía, lo veía mentalmente aunque dudaba un poco: la 59 con 15 es en realidad una de dos intersecciones en Pittsburgh (la esquina frente a Noodlehead o aquella al lado de las dos iglesias enfrentadas) y el apartamento de Azuma estaba de repente localizado exactamente donde está el de Cavorite. Yo creía que podría alcanzar el shuttle pero… ¿en dos minutos? ¿Sin haber cerrado la maleta siquiera? Angustia.
Cavorite, unos amigos de él (que no existen en la vida real) y yo íbamos a un museo de arte moderno muy similar al Mattress Factory. Creo que mencionábamos el Mattress Factory, de hecho. Cavorite se iba con uno de los amigos a ver una exposición y yo me quedaba con el otro amigo anotando algo en un cuaderno. Físicamente, el señor era Ray el de Girls. El tipo empezaba a masturbarse al lado mío y cuando estaba a punto de venirse arrancaba la página donde estaba escribiendo para detener el semen. Yo intentaba partir la hoja en la mitad para al menos salvar lo que había escrito. El tipo eyaculaba y su semen me caía encima, en la bota del pantalón y parte en la mano. Me daba infinito asco y me iba a un baño con puros productos Lush. Me lavaba las manos exhaustivamente con un jabón que era una especie de arena mojada. Cavorite volvía pero yo no paraba de lavarme las manos. El jabón olía delicioso, eso sí.
Estaba distraída en un evento y de pronto me daba cuenta de que habían empezado a hablar en inglés y me tocaba traducir. Buscaba los equipos para repartir pero no estaban. Corría buscando el cuarto donde me estaba quedando para recogerlos, pero me enteraba de que los organizadores estaban escondiendo droga en unos dulces. Ahora tenía que esconderme de ellos, pero la angustia de no poder traducir por no poder encontrar mi cuarto seguía latente.