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  • Archive for November, 2010


    2010 - 11.30

    Iba a comer en un restaurante con el amigo peruano de Azuma en Tokio. Él esperaba que yo lo guiara por ahí pero yo estaba mal de un pie y estábamos en un barrio donde no había nada, así que me rehusaba a seguir caminando. Él se ponía de mal genio y yo me ponía peor. Claro, si a él no le importaba ni que ese fuera un barrio oscuro con todo cerrado ni que yo anduviera cojeando aguantándome el dolor.

    Estaba en un apartamento de paredes de mármol beige. Estaba casada con mi vecino. Éramos de esas parejas que hablan en el baño mientras uno se baña y otro está en la taza. Lo miraba de abajo a arriba. Tenía panza. Pensaba que a todos los hombres tarde o temprano les salía panza. Nos enterábamos de que iba a haber una catástrofe a la altura de Holanda (o eso adivino del mapa que veía en el sueño), así que nos preparábamos para huir a España. De repente ya no estaba con él sino con mi mamá y mi hermana, y ya no íbamos a huir sino que nos íbamos de paseo. Mis gafas aparecían rotas. Mi mamá me preguntaba si no podría aguantarme el paseo sin gafas, viendo los edificios un poco borrosos. “No alcanzo a ver siquiera los edificios”, le respondía. Recordábamos el episodio en que a mi papá le había tocado andar por Buenos Aires sin lentes. Caía en cuenta de que tenía los lentes de contacto para reemplazar las gafas aunque con ellos no vería bien por un ojo.


    2010 - 11.29
    1. Hablaba con mi abuelo materno. Le tocaba la cara y las manos para no olvidar la textura de su piel.
    2. Me enteraba de que Yin se ganaba una beca para estudiar en Alemania. Me alegraba mucho.


    2010 - 11.28

    Trabajaba en un edificio inmenso en Londres. La ruta del tren que tomaba para ir a trabajar tenía una caída como de montaña rusa justo antes de llegar a mi estación. Era tan divertido que sospechaba que esto era un sueño. Me costaba mucho trabajo tomar un ascensor desde el primer piso, ya que las puertas se abrían y cerraban muy rápidamente y no alcanzaba a entrar. Por fin lograba abordar uno junto a dos compañeros que al parecer tenían un romance. Yo esperaba que aprovecharan el tiempo en el ascensor para darse besos o algo pero no hacían nada. Yo miraba a la mujer de esta pareja y me daba cuenta de que no podría asegurar si era mujer cisgénero. A veces el ascensor iba muy rápido y daba vértigo. Mi trabajo no era muy bueno; de hecho yo consideraba que el ambiente era bastante sexista y me quejaba con otros dos compañeros, que eran los geeks de Freaks and Geeks.

    De repente estaba con mi familia frente a la puerta principal de este mismo edificio, listos para hacer un recorrido turístico de las instalaciones. A la entrada había un mapamundi gigante de espuma. Alrededor había muchos turistas sentados. Al parecer era muy difícil conseguir permiso para entrar, pero mi mamá lo lograba. Con mi papá debatíamos entre esperar a nuestro guía afuera junto al mapamundi o adentro en el lobby de los ascensores.


    2010 - 11.27

    Mi familia y yo estábamos visitando una especie de complejo vacacional con museo incluido. Queríamos ver una exposición de cefalópodos gigantes suspendidos en resina. Los edificios del complejo estaban separados por algún cuerpo de agua. Cruzando de uno a otro me daba cuenta de que podía caminar sobre el agua, pero tenía que correr para lograrlo (como en esos experimentos con coloides). Mi papá pensaba comprar un apartamento en el lugar porque en el trabajo se lo exigían. El apartamento que estábamos mirando tenía genkan y los acabados bastante improvisados aunque antiguos. El genkan era uno de los requisitos impuestos por los empleadores de mi padre para el inmueble que debía adquirir.

    Seguíamos recorriendo los espacios y en una sala nos encontrábamos a mis abuelos maternos y mi bisabuela. Yo hablaba con mi abuelo tomándole la mano. Era muy suave. Mi bisabuela me reclamaba porque yo la había ignorado. Yo la abrazaba. Estaba emocionada de estar con ellos pero angustiada al mismo tiempo: temía que esta fuera la última vez que los vería.


    2010 - 11.25

    Estaba buscando libros para niños de la colección Barco de vapor en una librería, en especial “Historias de Ninguno”. Creía que lo encontraba, pero el título resultaba ser “Historias de género”.


    2010 - 11.24

    Estaba en una tienda en Tokio a punto de pagar unas papas de paquete. En realidad era un paquete grande con varios paqueticos adentro, cada uno con cuatro papas fosforito. Quería comprarlo solo para tomarle foto y publicarla en el blog, pero a la hora de pagar me daba cuenta de que tenía puros billetes colombianos. Una japonesa se acercaba a la caja y decía que necesitaba una grapadora pero no la encontraba. Yo le decía “文房具の専門店に行ったらどう?” (“¿y si vas a una papelería especializada?”). El señor de la caja le recomendaba que fuera a Loft. Me decía que quería escucharme hablando japonés pero yo no alcanzaba a oírlo bien y se lo decía, aunque quería decirle que estaba sorda. Todo esto en japonés, claro. Le pedía al cajero que me guardara el paquete mientras iba al cajero automático.

    En el camino al cajero me encontraba a Christopher Walken, quien era muy bajito y ya estaba bastante viejo. Estaba vestido como en el video de “Weapon of Choice”. Luego me encontraba a Madonna en la sección de maquillajes de una tienda por departamentos. Tenía la nariz y la boca negras, como si se hubiera golpeado. Se veía vieja pero me parecía hermosa y se lo decía. Le decía (en inglés) que yo creía que la belleza de ella era solo cosa de la televisión pero ya me daba cuenta de que no. Ella se ponía contenta y me daba un besito en la boca. Sus labios se sentían duros.


    2010 - 11.23

    Viajaba con mi mamá por Upstate New York. Tenía que encontrarme con ella en The Hamptons. Yo había estado quedándome en algún lugar y el paseo hasta el lugar de encuentro resultaba mucho más largo de lo esperado. Caía en cuenta de que no había hecho check-out en el hostal y había dejado todas mis cosas regadas por ahí. Esperaba que no me robaran nada.

    Iba en un tren. El paisaje alrededor era oscuro, vacío y cubierto de nieve. Alguien me decía que así eran el norte de Estados Unidos y Canadá. Yo decidía que nunca jamás viviría en Canadá.

    De repente estaba en un bus con mi mamá y otras señoras. Ella había descubierto que ellas hablaban español y ahora departían incluso con el conductor, que también era latino. Yo iba detrás, callada. Una de las señoras preguntaba por mi ukulele, que tenía sobre el regazo. Llegábamos a un pueblo y el conductor advertía que lo mejor era no detenernos en el paradero porque se podrían subir homófobos a atacar. Seguíamos por entre un bosque.

    Llegábamos a The Hamptons. Nos íbamos a quedar en una mansión antigua abandonada. Preguntaba a quién pertenecía la casa, porque me parecía un poco sospechoso ocupar lugares ajenos así sin más. “A todos, ¿no ves que es un manor?”, me decía una anciana. Era como si en el pueblo solo quedaran sirvientes ancianos que nos dejaban ocupar las casas de sus amos.

    De repente estaba sola en la casa. Aparecía un anciano y yo me asustaba muchísimo. Él me tranquilizaba. Aparecían cosas de la nada sobre una mesa y yo descubría que se trataba de una máquina del tiempo a través de la cual Cavorite me estaba dejando mensajes. Me dejaba una partitura de una canción.


    2010 - 11.22

    Iba en bus en Bogotá. Pasaba frente a un museo de parques de atracciones. Desde afuera se alcanzaba a ver que estaba lleno de carrozas inútiles y mesas que parecían sacadas de un ponqué de matrimonio de los años sesenta. Había familias almorzando en las mesas. Pensaba invitar a Yurika algún día al museo. Un poco más adelante en el camino el copiloto se ponía a tocar guitarra. Me aburría y decidía bajarme pero me daba cuenta de que me había pasado de mi parada, aunque no sé adónde iba. Me bajaba en una vía destapada al lado de un caño. Las casas al otro lado del caño estaban en obra gris, las que estaban al otro lado de la calle eran de interés social. Desenredaba los audífonos del iPhone, me los ponía y me ponía a caminar. El día era soleado y caluroso.


    2010 - 11.21

    Tenía dos ukuleles, el de concierto y un tenor. Aún me faltaba un ukulele soprano para completar mi colección.


    2010 - 11.11

    Soad y yo estábamos en la cocina de la casa en Bogotá. Yo llegaba con una bolsa de pescado para cocinar pero me daba cuenta de que los peces aún estaban vivos. Eran amarillos con blanco y negro. Cada uno estaba en una bolsita individual con agua. Soad decía que era una crueldad matarlos. Yo le decía que necesitábamos entonces un acuario y ella quién sabe de dónde sacaba instantáneamente un acuario grande y lo ponía en el piso. Lo llenábamos de agua y metíamos un par de peces a los que se les habían reventado sus respectivas bolsas. Desplegaban unas aletas hermosas como las bailarinas y cambiaban de color, pero no duraban mucho y al cabo de unos minutos ya estaban nadando de lado. Yo recordaba del manual de cría de peces que leía y releía cuando chiquita que había que dejarlos en el agua pero dentro de la bolsa durante media hora (no sé si esa es la cifra real) para que se aclimataran, así que metíamos todas las bolsitas en el acuario. Creo que después había una discusión de las cosas que podían pasar y las que no podían pasar cuando uno sabía que estaba soñando. En la cocina todo era oscuro y azulado.

    Después soñaba que Yoshihara Sensei me ponía sobresaliente en mi independent research paper con una nota que explicaba que el trabajo estaba muy bien hecho pese a no haberme encontrado con ella para asesorías ni una sola vez.