Estaba haciendo escala en algún lugar camino a Japón. Resultaba en una villa recogiendo granos junto a un contacto de Internet. Ella (el contacto) estaba aprendiendo a cocinar con los productos locales y estaba muy entusiasmada de tenerme ahí. De repente, por alguna razón la casita donde nos estábamos quedando explotaba. Entonces llegaba la hora de tomar mi vuelo a Japón haciendo otra escala en Mumbai. Buscaba la sala de embarque desesperadamente y me daba cuenta de que tenía puestas las botas de invierno, con lo que era más difícil correr. Las salas de embarque de las aerolíneas árabes tenían camellos, cojines, velos y todo tipo de lujos. Una operadora de una aerolínea india me decía que perfectamente podía pasar por india, pero que me iba a maquillar para que lo pareciera más. Yo seguía buscando mi sala de embarque hasta que me daba cuenta de que no tenía que moverme de donde estaba antes (la propia villa de la casa en llamas). Volvía donde la operadora india pese a que tenía poco tiempo, pero encontraba a unas jóvenes y ya no estaba en un pasillo sino al lado de una carretera, probablemente en India. Las jóvenes me regalaban un chal hermosísimo color verde pavo real. Decían que si me cubría la cabeza con él, mis ojos resaltarían y me vería más india. Lo recibía y corría por el campo, preguntándome si me tocaría quedarme a vivir en India. Desperté antes de llegar a la sala de embarque y abordar mi avión.
Archive for February, 2011
Primer sueño: Entraba a un baño público y me demoraba en salir porque estaba estreñida. Unas personas que necesitaban el baño empezaban a hacerme la charla entre amables e impacientes. Yo estaba a la vista de todo el mundo, hablando y al mismo tiempo tratando de terminar. Alguien me daba una cucharada de mermelada de ciruela. La sensación de tener que mantener la conversación y al mismo tiempo expulsarlo todo lo más rápido posible pero estar atascada era sumamente desagradable.
Segundo sueño: Kim, el coreano de mi departamento, estaba muy enfermo y lo habían hospitalizado. Yo iba a visitarlo y hallaba que había mucha vigilancia alrededor de su cuarto, pero me dejaban pasar por ser compañera de la universidad. Recorría un pasillo largo y con varios recovecos hasta llegar a una cancha de basketball. Me enteraba de que le estaban rindiendo homenaje con un show espectacular. Pensaba que debía haber llevado mi ukulele, pero aparecía Kristie (mi profesora y jefe) tocando un ukulele soprano y yo decidía pedírselo prestado e improvisar algo. Lamentaba no haber practicado antes, pero me ponía a repasar mi repertorio mentalmente en busca de algo que recordara de memoria.
Trabajaba tras bambalinas en un concierto de Ricardo Montaner. Sin embargo, en pleno concierto él se enamoraba de una fan y se iba con ella. Yo decidía entonces aprovechar y hacer mi propio concierto improvisado. Tomaba el micrófono y empezaba a cantar “Xanadu” a capella, pero la voz me salía muy débil. Me daba cuenta además de que el público se había ido y solo quedaba mi familia en las filas de adelante. En una silla de la segunda fila mi abuelo paterno estaba durmiendo.