Cavorite se iba de Bogotá y su hermano y yo íbamos al aeropuerto a despedirlo. Cavorite tenía el pelo más largo de lo normal.
Archive for February, 2013
Estaba en un supermercado japonés con una colombiana y su novio japonés. Ella podía hablar japonés perfectamente, muy seguramente gracias a su convivencia con el japonés. Mi japonés era bastante malo, así que yo optaba por hablar en inglés. Estaba buscando unas comidas para llevar a un viaje, pero no podía llevar mucho aunque intentaba llevar lo más posible. De repente encontraba chocolatinas Meiji de fresa, de las que salen solo en febrero. Se me salía algo en japonés, una exclamación de asombro. (Es extraño tener sueños donde uno sea tan consciente del tiempo del año, saber que es febrero, temporada de chocolatinas Meiji 70% fresa.)
Estaba en un restaurante coreano que servía comida japonesa. Creo que estaba comiendo con los dueños, o unos coreanos en todo caso. De repente el restaurante se cerraba y quedábamos encerrados adentro. Los coreanos me convencían de que esta era la oportunidad perfecta para comer toda la comida japonesa que quisiéramos (no se había guardado ni botado nada, todo estaba en barras como de buffet). Yo empezaba a embutirme todo lo que pudiera. Recuerdo haber comido sushi y algo apanado.
Llegaba a una tienda enorme de Disney. Vendían mucha ropa. Quería comprarme un traje de Jessica Rabbit pero no lo había en mi talla. Intentaba medirme más cosas y comprar algo pero no podía por alguna razón.
Cavorite y yo resultábamos en medio de un tiroteo detrás de Cafam de La Floresta. Huíamos y de repente estábamos en un barrio muy parecido a La Candelaria. Era muy tarde en la noche y me daba mucho miedo que me fueran a atracar. No sé cómo resultaba en un almacén de antigüedades.
Estaba en un viaje, tal vez en Estados Unidos, tal vez en Europa. Me encontraba a Arisu, y luego a Hazuki y a alguien más de Japón. Me emocionaba mucho y quería tomar una foto pero por alguna razón no lo lograba. Luego resultaba que yo había estado montada en un cohete y ya había vuelto a la Tierra, pero no me dejaban salir del complejo espacial por haber olvidado un carnet.
De pronto estaba en una casa comiéndome una mazorca roja que había sacado de una esquina donde crecían granos sueltos y también las tusas. Estaba con mi abuela materna.
De repente todo cambiaba y estaba en otro complejo espacial, donde me habían encerrado en una caja junto con un mico que en realidad era una persona pero había habido un cambio de ¿mentes? ¿almas? y había quedado atrapado en el cuerpo del mico. La caja era muy pequeña y no parecía haber escapatoria, pero en una esquina encontraba una tarjeta SD y otros objetos que podrían ser importantes. Antes de meterme a la caja pequeña me habían obligado a hablar con el alien de Roswell, a quien le costaba respirar y metían en mi celda en una camilla. En un punto me daba cuenta de que el mico había escapado y solo quedaba yo en la caja incomodísima.
Estaba en una conferencia en un recinto adjunto a un centro comercial y nos dejaban ir para almorzar. Buscnado restaurantes me encontraba un bar para golfistas donde todos usaban boina. Pasaba por una hamburguesería llamada “American Burger”, luego pasaba por otros sitios, luego me decidía por esa. Me daba cuenta de que había dejado la billetera en un punto de información. Pensaba en lo mucho que me podía distraer yo para dejarla ahí. Volvía por ella y la señorita de Información me la entregaba apenas me veía llegar. Retornaba a la hamburguesería pero me daba cuenta de que no era muy clara la información sobre cómo elegir los ingredientes, ya que no solo había hamburguesas sino también pasta y uno no sabía qué era para qué. Una mesera tras el mostrador hablaba con un fuerte acento. Deducía que era japonesa y le hacía preguntas en japonés. Me respondía en el mismo idioma, pero había un ruido ensordecedor y no alcanzaba a entenderle bien. Había una demora enorme en el servicio, espere y espere y espere la hamburguesa. Por fin la tenía y me tocaba treparme como a un ferrocarril elevado para comer. Se me acercaban unos flaites chilenos con sus bandejas de hamburguesa. Me daba un poco de miedo pero sacaba mi acento chileno y me trataban bien. Me tocaba bajarme para buscar las salsas, pero era muy difícil. Para cuando me desperté, no había alcanzado a probar bocado.
Estaba yendo en taxi al colegio pero al llegar a la Avenida Boyacá se devolvía sin razón y volvía a empezar el trayecto. Ir tarde me daba mucha rabia. Además me daba cuenta de que tenía que leer dos libros y no encontraba uno de ellos. Había olvidado entregar unos trabajos sobre esas dos lecturas que por pereza no había hecho. De repente estaba en un edificio en llamas del que escapaba creo que en un bus. En el bus estaba Lady Gaga, a quien un malo (uno de película pero no recuerdo quién) quería torturar y yo debía evitarlo.
Estaba en un taller de cómic con unos japoneses, pero de repente me daba cuenta de que no llevaba ropa interior. Quería comprar una feísima pero pintada a mano por los que dictaban el taller, pero no me decidía entre seguir descubierta y ponerme algo tan feo. Nos tocaba salir y tomar un bus para una actividad al aire libre. El paisaje era una simulación de Tokio. Era espectacular.