Iba a viajar a Corea pero, al llegar al aeropuerto, me daba cuenta de que había dejado el pasaporte y la cámara. Estaba a horas de mi casa como para poder volver a recoger lo olvidado —así que asumo que estaba en Japón— y no podía creer que hubiera dañado así mi viaje. Tanto así, que pensaba que esto no podía ser real ya que en la realidad yo sería incapaz de dejar el pasaporte (¡de todas las cosas!). Intentaba despertar, pero seguía ahí, así que esto lamentablemente no era un sueño. Pensaba en un viaje planeado posterior al de Corea, no sé adónde. Pensaba también en cambiar el tiquete pero no me gustaba la idea de tener que pagar tanto por el descuido. Me dirigía a una oficina dentro del aeropuerto pero no sé a qué. Había letreros en japonés.
Cuando desperté de verdad sentí un alivio enorme.
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