Estaba en Japón y me iba a ir. Estaba con Cavorite pero él se tenía que ir y yo quedaba sola en mi dormitorio. No había casi luz y me tocaba alumbrar el cuarto con la linterna del celular. Ahí me daba cuenta de que me quedaba un montón de muñecos de peluche de mi infancia que no quería botar y que habría podido meter en una maleta, pero ya era demasiado tarde para comprar una maleta nueva. Pensaba que es duro irse de los lugares donde uno pasó poco tiempo pero también sería duro dejar el lugar de siempre por irse a vivir al lugar donde pasó poco tiempo. En fin, uno siempre está dejando un lugar y eso da duro. Además, ¿a qué hora era el vuelo? ¿Me dejaría el avión? Me daba cuenta de que, como no recordaba la hora, lo más probable era que yo nunca hubiera hecho el viaje hacia Japón, y por lo tanto esto era un sueño.
2015 -
05.30