Estaba andando por los pasillos de un hotel cinco estrellas con pisos de mármol y enchapes dorados. Jon Hamm y yo estábamos cayéndonos y teníamos planeado encontrarnos en su cuarto, pero en el camino me encontraba a una mujer que me advertía que eso iba a pasar y que era malo meterme con él y que “quién sabe con qué ojos nos verá a nosotras”. Yo intentaba evadirla repetidas veces y llegar al cuarto de Jon Hamm tomando desvíos, pero ella se me aparecía en todas partes. Me desperté un poco frustrada de no haber podido darle ni un besito a Jon Hamm.
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