Varias conocidas mías se habían reunido para salir a una piscina a nadar. Estábamos todas en la sala de una casa y ellas se estaban alistando pero no me habían invitado. Cuando ya iban a meterse al carro se daban cuenta de que yo iba a quedar sola y cómo iba a echar llave al irme después que ellas. Sin embargo, pronto encontraban una manera y yo seguía sin ser invitada.
De repente estaba en un Daiso gigante en Bogotá. Yo estaba muy feliz de que hubiera almacenes japoneses acá, y con el mismo diseño.