Me invitaban a una fiesta de oficina. En realidad estaba invitada a dos. Pensaba que más tarde podría ir a la otra. Me encantaba la idea de estar invitada a dos fiestas al mismo tiempo. Iba al baño de la oficina, que estaba vuelto nada (lleno de papel higiénico desenrollado por todas partes y un poco oscuro). Intentaba de todos modos orinar pero se inundaba y yo quedaba hundida en el agua que se sentía más caliente por lo que yo hacía. No me daba asco; al parecer esto era completamente normal.
Me encontraba con Kristie, mi profesora de la universidad. Nos íbamos al aeropuerto en taxi. Ahora yo estaba en Cali. El taxista no sabía cómo cobrarnos. Yo miraba su cartel de tarifas pero estaba todo borroso.
De repente estaba en Cartagena con Lynn y Val. Primero estábamos en un taxi, pero luego caminábamos y bajábamos por rampas eléctricas. Se veía que había playas muy bonitas a las que yo quería ir la próxima vez que viniéramos. Val nos tomaba una foto. Yo salía haciendo mala cara y se notaba que tenía barba. Me sentía muy fea al ver esa foto. Llegábamos a una iglesia que estaba en parte sumergida en el mar. Se llamaba la iglesia de Santo Toribio. Lynn no me creía que ese era el nombre pero corroborábamos en un grabado en piedra en el suelo y sí. Ahora ellas querían que fuéramos al centro de la ciudad, pero no había tiempo porque estábamos en una escala corta y pronto teníamos que irnos al aeropuerto. Yo quería ir a la playa y tumbarme en la arena. La playa al lado de la iglesia también era muy bonita y limpia. Pensaba decirle a Juan que por qué no íbamos a una playa en vez de al Amazonas.
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