Estaba volviendo a la casa y pasaba al lado de un padre y su hija (que tendría por ahí mi edad). La hija le decía al padre que estaba muy pero muy contenta de que él se fuera a vivir a Japón. Yo pensaba que después del sueño de la noche anterior (supongo que eso sería “anoche” en la realidad del sueño) y mi episodio en Kinokuniya (el cajero me había empezado a hablar en inglés pero cambió a japonés apenas vio que llevaba libros en ese idioma), esta era una especie de tercera señal positiva o algo así. Llegando a la casa, veía cómo detenían a unos atracadores que iban a apuñalar a alguien.
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