Parece que había tirado o me había dado besos con un tipo (que perfectamente puede haber sido el profesor de portugués del sueño anterior). Su hija, de 11 años, aparecía y me preguntaba si estaba enamorada del papá. Yo le daba a entender que no. Ella me decía algo bastante maduro y calmado para su edad, cosa que me parecía admirable.
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