Estaba en Inglaterra con un hombre británico. Yo fingía un acento británico por chistosear hasta que decidía ser yo misma y hablar con mi acento gringo (o lo que sea que es el mío). El acento británico me salía sorprendentemente bien. Estábamos en una carpa que era una feria de artesanías donde vendían jabones en racimos. Yo quería uno pero no estaba segura de comprarlo. El británico me compraba aceitunas y me cogía la mano dentro del bolsillo de su chaqueta. Creo que iba a hacer alguna movida pero se ponía tímido.
2014 -
07.27