Iba a un concierto de los Red Hot Chili Peppers. Estaba en un cuarto oscuro en la parte de atrás del recinto donde se llevaba a cabo. Anthony Kiedis iniciaba el concierto con “Give It Away”, y mientras cantaba se acercaba a este cuarto, que estaba lleno de gente. La gente intentaba prender la luz para verlo, pero el bombillo del techo era uno de esos ahorradores que se demoraba mucho en prender y mientras Kiedis estaba entre nosotros la luz era apenas una sombra gris. Kiedis se iba y la luz por fin prendía. Yo tenía mucha rabia porque lo había tenido al frente pero no había podido verlo bien ni él a mí. De pronto él volvía (¿después del concierto?) y me decía que en la penumbra había visto mi cara de furia. Nos reíamos.
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