Entraba con Aleyda a una tienda donde vendían cómics, materiales de arte y además era droguería y laboratorio clínico. Me atendían pero yo no sabía qué pedir. A Aleyda le daban todo lo que pedía, pero de mí se reían y no tenían nada. ¿Aquí hacen citologías? Risas. (Yo estaba segura de que sí las hacían.) ¿Tienen no recuerdo qué material? Risas. ¿Tienen Virus tropical? Me señalaban la sección de cómics, que era enorme. Encontraba una copia de Don Quijote de la Mancha (edición de aniversario de la RAE) pero tenía el mismo desperfecto de mi copia. Cogía los tres tomos de Virus tropical, otros cómics, una espátula y un lienzo. Un tipo me pedía prestada la espátula y yo se la prestaba de mala gana, diciéndole que por qué no cogía la suya propia si esta ni siquiera la había pagado. Algo me decía que este modo de ser mío era lo que me hacía una mujer poco atractiva, que los tipos se acercaban pero huían apenas les hablaba yo así de fuerte. Ni modos. Recogía mi espátula y el resto de cosas y me acercaba a pagar.
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