Volvía a Japón. Me habían dado un año de gracia para hacer todo lo que me faltaba y recoger mis cosas con calma. Estaba feliz y pensaba que esto no era un sueño. Tenía muchos planes para este año. Me disponía a coger un bus en una loma en Kioto, pero necesitaba monedas. Una máquina de cambio me daba monedas viejas colombianas.
2012 -
09.06