Estaba en una especie de bodega con varios almacenes de chinos. Estaban cerrando y me tocaba irme, creo que tenía un micrófono en la mano. Tarde me daba cuenta de que había dejado una cartuchera roja con mis implementos de dibujo en uno de ellos; intentaba entrar pero ya estaban apagando luces y no me dejaban entrar. Una china me acompañaba afuera y de repente no era de noche sino de día y estábamos pasando piscinas donde entrenaban los clavadistas y nadadores chinos. En alguna parte del sueño aparecía David Bowie.
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