Volvía a Japón. Azuma también estaba conmigo. Íbamos a hacer una despedida en ¿su? ¿nuestro? apartamento. Él iba a invitar a una amiga llamada Sejika, y también a un contacto de Internet, pero manifestaba que le daba pereza. Yo le decía que esa persona era insoportable y era mejor si no la invitaba. Rayábamos un sobre para dejárselo a Sejika con una nota, 「家に来ないか」(Uchi ni konai ka? “¿No vienes a mi casa?”). El kanji 家 me quedaba horrible y casi no recordaba cómo se escribía 来る, me daban de pista que tenía que ver con un hacha, pero no.
Decidía llamar a Yurika, que vivía en Fukushima, y le decía 「日本に戻った!」(Nihon ni modotta! “¡Volví a Japón!”). Le explicaba para qué había venido, pero no logro recordar esa frase. Yurika me contaba que estaba saliendo con el dueño de un bar. Intentaba hablarme en español, pero volvíamos al japonés rápidamente. Le contaba a Azuma que estaba angustiada porque no quería irme sin despedirme de mis amigos japoneses, pero él me recordaba que aún me quedaba tiempo.