Estaba con mis papás en una tienda noruega de juguetes usados. Tenía ganas de comprar un juego de madera de Súper Ratón, aunque el Súper Ratón estaba bastante mal dibujado. Me provocaba cierta nostalgia. Sin embargo, no encontraba el precio. Podía escuchar a los dependientes hablando noruego y no les entendía nada, obviamente. Cerca de la caja vendían aretes en forma de cara de flamingo con letreros como “voice artist”. De pronto resultaban ser gomitas con partes crocantes. Me desperté con la sensación de haberlas masticado.
2011 -
09.08