Estaba en Japón con mis papás. Los llevaba a un templo lleno de ciruelos en flor que quedaba en el sótano de un hotel. Me extrañaba que hubiera ciruelos en otoño, pero me alegraba poder verlos y al mismo tiempo ver el momiji. Salíamos de allí y veíamos edificios residenciales nuevos, bonitos. Pensaba que ahora sí tendría tiempo de arreglarlo todo antes de irme.
2011 -
08.14