Ya me iba a ir de Japón. Estaba en Narita. Aparecía Masayasu en la puerta de embarque. Le preguntaba cómo había llegado hasta ahí, me decía que había aprovechado un error de la gente del aeropuerto. Llegaba la hora de despedirnos y yo le daba un abrazo fuertísimo, hundiendo mi cara en su cuello y dándole un par de besos ahí. Le decía que podríamos encontrarnos en algún otro país, en Estados Unidos o en Europa quizás. Finalmente le daba un beso en la boca y él me rodeaba la cintura. Quedaba claro que yo siempre le había gustado pero nunca se había animado a dar el primer paso. Me acompañaba hasta el avión y nos despedíamos ahora sí. Ya adentro me daba cuenta de que la bolsa de plástico que llevaba junto al equipaje de mano estaba casi vacía: pensaba que afortunadamente me había deshecho de casi todo unos días antes, como si fuera consciente de lo que había ocurrido en realidad.
2011 -
05.04