Estaba en Londres asistiendo a un matrimonio celebrado en la Abadía de Westminster. Tenía un vestido strapless de falda grande e inflada. Unas invitadas y yo nos metíamos a una piscina. Yo trataba de que no se me mojara la falda, pero era inútil. Un viejito con el pelo pintado de negro me perseguía y piropeaba. Yo quería tomar fotos del lugar pero no había traído la cámara por miedo a que me la robaran. Entraba a un edificio (¿la abadía?) muy antiguo con murales medievales. En él estaban proyectando una película filmada con una cámara que se usaba también en el telescopio Hubble. El viejito reaparecía y seguía cortejándome. La pantalla de la sala de cine era muy extraña, se hundía en la pared y yo no podía ver la película. Quería ver una exposición en otra sala donde mostraban imágenes capturadas por el Hubble. Por un momento sopesaba la idea de aceptar las propuestas amorosas del viejito, pero al fin nah.
2011 -
04.27