Me gustaba hacer ejercicio con un programa radial de un señor inglés que además era ilustrador de libros para niños. Me enteraba de que había muerto y me ponía muy triste. La persona que me daba la noticia tenía un libro autografiado por él. Al parecer yo había conversado con él sin saber quién era. En algún punto antes de enterarme yo regaba letras de bronce “JAJAJA” sobre el andén. No sé a quién quería mostrarle esa risa.
Entraba a un recinto y había una cena con Maladjusted y un amigo suyo gordísimo. Maladjusted me contaba que había ganado no sé cuántos kilos gracias a no sé qué tipo de comida. No se veía muy diferente de lo habitual. El amigo gordísimo quería darme besos, creo que yo le daba uno pero luego ya no más y él se ponía furioso. Yo empezaba a despegar y doblar billeteras que venían unidas como tiquetes viejos de atracciones mecánicas.