Azuma, Yin y yo estábamos en Nara o Kioto y queríamos regresar a Kanto. Por equivocación tomábamos un tren lentísimo y tratábamos de adivinar dónde podríamos cambiar a uno expreso. Nos guiábamos por la cantidad de trabajadores que se bajaban para elegir nuestra estación de cambio. Era un pueblo muy oscuro que se me parecía a Tsukuba; mencionaba esto y se reían. Perdíamos un tren de la línea Tokaido (raya anaranjada en el medio) porque no sabíamos cuál era la tarifa a pagar. Aparecía uno de raya amarilla (línea Chuo local) y yo les decía que nos subiéramos sin pagar y ajustáramos el precio a la salida. En el tren aparecía un funcionario pidiéndome mi tiquete y yo le explicaba la situación. No estaba muy convencido. Nos bajábamos en la siguiente estación para evadirlo. Azuma y Yin lograban burlar de alguna manera las portezuelas de entrada, pero cuando tapaban los sensores con una billetera para que yo pudiera pasar, yo me atascaba allí. Me parecía increíble, si no me sentía tan gorda, pero encontraba una baranda muy baja al lado de las puertas y la saltaba. Ahora estábamos contra una pared entre muchos trabajadores alrededor. Llegaba un tren todo amarillo, como un bus escolar de Estados Unidos; nos montábamos y encontrábamos sitio donde sentarnos. Yo sabía que ya estábamos en uno expreso porque había niñas de mi curso en él. Probablemente vienen de Kioto/Nara como nosotros, pensaba. A bordo del tren se podía ver cortos de películas. Estaban dando el de Inception, pero era diferente de la película real: se trataba de un grupo de personas que podían convertirse en dibujos o materiales de dibujo. Johnny Depp se convertía en tinta china verde.
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