Primer sueño: Entraba a un baño público y me demoraba en salir porque estaba estreñida. Unas personas que necesitaban el baño empezaban a hacerme la charla entre amables e impacientes. Yo estaba a la vista de todo el mundo, hablando y al mismo tiempo tratando de terminar. Alguien me daba una cucharada de mermelada de ciruela. La sensación de tener que mantener la conversación y al mismo tiempo expulsarlo todo lo más rápido posible pero estar atascada era sumamente desagradable.
Segundo sueño: Kim, el coreano de mi departamento, estaba muy enfermo y lo habían hospitalizado. Yo iba a visitarlo y hallaba que había mucha vigilancia alrededor de su cuarto, pero me dejaban pasar por ser compañera de la universidad. Recorría un pasillo largo y con varios recovecos hasta llegar a una cancha de basketball. Me enteraba de que le estaban rindiendo homenaje con un show espectacular. Pensaba que debía haber llevado mi ukulele, pero aparecía Kristie (mi profesora y jefe) tocando un ukulele soprano y yo decidía pedírselo prestado e improvisar algo. Lamentaba no haber practicado antes, pero me ponía a repasar mi repertorio mentalmente en busca de algo que recordara de memoria.
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