Estaba caminando por la calle en Bogotá. Unos gamines se aparecían para robarme, pero yo no tenía dinero. Estaba confiada en que no me harían nada por no llevar nada, pero ellos y yo nos dábamos cuenta al tiempo de que tenía un celular. Me lo rapaban. Uno de los gamines me iba a chuzar pero yo agarraba al otro de escudo y lo dejaba malherido. Salía corriendo y me montaba en el primer bus que pasaba. Allí me encontraba con un contacto de Internet. Nos enterábamos de que había un general retirado de la policía convertido en detective privado que estaba robándose unos pins que yo les había regalado a mis amigos y los estaba usando como evidencia para investigar cuál era mi vínculo con j. El detective iba en el bus y le explicaba al contacto un montón de cosas mostrándole los pins (uno de ellos se lo había dado yo a ella). Al parecer aún no había encontrado ningún material incriminatorio y no sabía cómo era yo físicamente, pero yo estaba horrorizada de saber que tal investigación existiera.
Nos bajábamos del bus en la 100 con 15. Estábamos un poco desubicadas. Íbamos a entrar accidentalmente a una institución que era propiedad del gobierno de Estados Unidos, pero nos dábamos cuenta y seguíamos caminando. Llegábamos a una especie de bar pero aparecían unos policías texanos y nos decían que estábamos borrachas y por eso debíamos irnos. Estábamos muy extrañadas porque no habíamos alcanzado a tomar nada, pero salíamos. Desde afuera se veía que era un bar de lesbianas. Ella de repente volvía y empezaba a gritarles cosas desde la puerta, pero la agredían horriblemente. Terminábamos en el piso frente al bar, yo la sostenía en mi regazo ensangrentada y le preguntaba por qué había hecho eso.
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