Trabajaba en un edificio inmenso en Londres. La ruta del tren que tomaba para ir a trabajar tenía una caída como de montaña rusa justo antes de llegar a mi estación. Era tan divertido que sospechaba que esto era un sueño. Me costaba mucho trabajo tomar un ascensor desde el primer piso, ya que las puertas se abrían y cerraban muy rápidamente y no alcanzaba a entrar. Por fin lograba abordar uno junto a dos compañeros que al parecer tenían un romance. Yo esperaba que aprovecharan el tiempo en el ascensor para darse besos o algo pero no hacían nada. Yo miraba a la mujer de esta pareja y me daba cuenta de que no podría asegurar si era mujer cisgénero. A veces el ascensor iba muy rápido y daba vértigo. Mi trabajo no era muy bueno; de hecho yo consideraba que el ambiente era bastante sexista y me quejaba con otros dos compañeros, que eran los geeks de Freaks and Geeks.
De repente estaba con mi familia frente a la puerta principal de este mismo edificio, listos para hacer un recorrido turístico de las instalaciones. A la entrada había un mapamundi gigante de espuma. Alrededor había muchos turistas sentados. Al parecer era muy difícil conseguir permiso para entrar, pero mi mamá lo lograba. Con mi papá debatíamos entre esperar a nuestro guía afuera junto al mapamundi o adentro en el lobby de los ascensores.
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