Mi familia y yo estábamos visitando una especie de complejo vacacional con museo incluido. Queríamos ver una exposición de cefalópodos gigantes suspendidos en resina. Los edificios del complejo estaban separados por algún cuerpo de agua. Cruzando de uno a otro me daba cuenta de que podía caminar sobre el agua, pero tenía que correr para lograrlo (como en esos experimentos con coloides). Mi papá pensaba comprar un apartamento en el lugar porque en el trabajo se lo exigían. El apartamento que estábamos mirando tenía genkan y los acabados bastante improvisados aunque antiguos. El genkan era uno de los requisitos impuestos por los empleadores de mi padre para el inmueble que debía adquirir.
Seguíamos recorriendo los espacios y en una sala nos encontrábamos a mis abuelos maternos y mi bisabuela. Yo hablaba con mi abuelo tomándole la mano. Era muy suave. Mi bisabuela me reclamaba porque yo la había ignorado. Yo la abrazaba. Estaba emocionada de estar con ellos pero angustiada al mismo tiempo: temía que esta fuera la última vez que los vería.