Estaba en una tienda en Tokio a punto de pagar unas papas de paquete. En realidad era un paquete grande con varios paqueticos adentro, cada uno con cuatro papas fosforito. Quería comprarlo solo para tomarle foto y publicarla en el blog, pero a la hora de pagar me daba cuenta de que tenía puros billetes colombianos. Una japonesa se acercaba a la caja y decía que necesitaba una grapadora pero no la encontraba. Yo le decía “文房具の専門店に行ったらどう?” (“¿y si vas a una papelería especializada?”). El señor de la caja le recomendaba que fuera a Loft. Me decía que quería escucharme hablando japonés pero yo no alcanzaba a oírlo bien y se lo decía, aunque quería decirle que estaba sorda. Todo esto en japonés, claro. Le pedía al cajero que me guardara el paquete mientras iba al cajero automático.
En el camino al cajero me encontraba a Christopher Walken, quien era muy bajito y ya estaba bastante viejo. Estaba vestido como en el video de “Weapon of Choice”. Luego me encontraba a Madonna en la sección de maquillajes de una tienda por departamentos. Tenía la nariz y la boca negras, como si se hubiera golpeado. Se veía vieja pero me parecía hermosa y se lo decía. Le decía (en inglés) que yo creía que la belleza de ella era solo cosa de la televisión pero ya me daba cuenta de que no. Ella se ponía contenta y me daba un besito en la boca. Sus labios se sentían duros.
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