Estábamos en la casa de mi tía con mi familia y Cavorite. Él tenía carro y salía a dejarlo no sé dónde mientras mi papá golpeaba donde los vecinos para gritarse con una señora porque nos había rayado la puerta del garaje con su carro o algo así. Mi mamá decía que últimamente mi papá andaba peleando con todo el mundo menos conmigo; yo decía que eso se debía a que yo sabía cómo tratarlo. De repente tenía la certeza de que esto era un sueño y decidía despertar para comentárselo a Cavorite, quien estaría durmiendo al otro lado de la cama.
Abrí los ojos. No hay nadie a mi lado. Esta no es una cama sino un futón.
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