Iba a un museo de noche. Entraba a una especie de vitrina donde estaban haciendo una actividad no sé exactamente de qué tipo, pero incluía vapor. La guía me pedía que me subiera la camiseta hasta justo abajo del pecho y me bajara el pantalón hasta abajo del ombligo. Me explicaba que se trataba de un ejercicio de aceptación del propio cuerpo encaminado a la reforma de los ideales de belleza femenina. Era difícil, teniendo en cuenta la grasa acumulada y la presencia de pelitos en el área expuesta. Después veía una foto de Cavorite barbudo. Rarísimo. Finalmente alguien me invitaba a entrar a un edificio porque quería mostrarme la habitación de Antanas Mockus.
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