Una caja

El 20 de junio llegó una caja a mi humilde y solitaria morada. ¡Mi primera caja en Japón!


El 21 de junio, entre clases, la recogí y la abrí en el salón frente a todo el curso. ¿Que había adentro? ¡Mi primer regalo de cumpleaños! ¡Adelantadísimo!


Esta caja y su respectivo neko-basu, ¿de parte de quién vinieron? ¿Habré de repetirle que le agradezco una y mil veces por esta sorpresa?

[ Evil Woman — Electric Light Orchestra ]

Set Mother Earth for 10 to 7

Hoy a las seis y cincuenta de la mañana una sacudida larga y más bien agradable se encargó de sacarme de mi plácido y profundísimo sueño.

Y justo anoche había olvidado poner el despertador.

[ Money’s Not an Issue — The Vandals ]

The Gret America Fredom Machin

No había reparado en el hecho, pero los harlistas en Japón parecen mensajeros en motos lujosas. Si no hubiera sido por los policías regulando el tránsito alrededor del estadio y el gigantesco letrero inflable, hubiera jurado que la caravana respondía apenas a una súbita, masiva entrega de paquetes llevada a cabo por gente en impermeables a bordo de sus fieles y defectuosas máquinas ruidosas.

Mi tío político pregunta en un e-mail si ya he encontrado una boutique de Harley-Davidson en Tokyo. A juzgar por las pintas de los motociclistas ese día, la respuesta debe ser que no existe tal cosa.

[ Ping Island Lightning Strike Rescue Operation
— Mark Mothersbaugh ]

… and Leaving Me the Blame.

Hoy me arrepiento (en mayor o menor grado) de lo siguiente:

  • No haber estudiado con ahínco todos los kanjis que aprendí en Colombia.
  • No haber estudiado con ahínco la gramática.
  • No haber traído los libros de japonés que tenía allá.
  • No haber llenado el libro para niños que me regaló Minori.
  • No haber leído el blog de Kotaro durante los primeros meses del año.
  • No haber traído las fotocopias de la clase de Asai Sensei.
  • Nunca haberle pedido una bicicleta al Niño Dios.
  • Haber interrumpido mis estudios de francés y mandarín.
  • No haber comprado quesito de almendras este domingo en el minimercado.

Y por si fuera poco, no me explico cómo después de haber tenido tanto contacto con japoneses en Estados Unidos termino casi aislada de ellos en su propio territorio. Sé que la situación va a cambiar, pero para ese entonces mi nivel del idioma también deberá haber cambiado.

***

Anoche soñé que conocía a Barry Dennen, y resultaba ser lo más de amable. Al fin algo bueno y diferente en qué pensar durante todo el día.

[ Listen Up (live) — Oasis ]

Hola, Tariq.

Resumen de Tokyo

Harajuku.

[ Tegami — The Blue Hearts ]

( What’s in a Name? )

Does anyone can help me to put something else instead of “deblauwewesp”?

What would you like instead of deblauwewesp? piet?

Good idea Alejo, Piet would be good.

K.

Thanx :).

[ Bedtime Story — Madonna ]

Lost in Translation

Los inicios de mi clan en TOL se pueden trazar a la aparición en cartelera de la película que se convertiría en una de mis favoritas de todos los tiempos: Lost in Translation. Los que se convertirían en miembros fundadores de mi anónimo grupo acudieron a mi invitación a ver Japón desde los ojos de un par de extranjeros un tanto perdidos (física y emocionalmente). En esa ocasión yo estaba en Japonés 1, por lo que no entendía ni un solo diálogo en dicho idioma, situación que ha ido cambiando poco a poco con la ayuda extra de cierto conocimiento de la cultura japonesa que fui acumulando y que el exquisito postre que me sirvieron en el avión de JAL me borró de la cabeza. Durante las nosecuantas veces que vi la película en Colombia, lo único que no cambió era el asombro que me producían las escenas del comienzo y el final, sumado al fuerte deseo de poder cruzar la calle esa de las pantallas gigantes con una hermosa sombrilla transparente.

De cómo llegué aquí, ni yo misma lo entiendo. Muchas veces despierto y miro en lontananza, allá donde se ven esos edificios bonitos, las torres de energía y, ocasionalmente, el Monte Fuji (que ya no me es tan inalcanzable como aquellas espléndidas mañanas en que lo vi teñido de rosa). Entonces pienso, es aquí, y la idea es tan grande que se sale de mi cabeza y se esparce por todo el cuarto, hacia el balcón. Cuando hice el famoso cruce sentí que el sitio era más pequeño de lo que la película y los documentales lo hacían ver. No obstante, el pensar que si mañana después de clase quiero ir a ver el letrerito azul con rojo y letras blancas que sale al principio de la película no es más sino caminar a la estación es simplemente demasiado para mi pobre cerebro.

Hoy vimos Lost in Translation en clase. Qué extraño es ver aquellos lugares de ensueño y decir con facilidad “ah, es el cruce de Shibuya”, “ah, esas escenas se filmaron desde el mismo Starbucks donde estuve tomando fotos con Chee Siang y Wai Tou”, “ah, esa sombrilla vale 100 yenes”. De repente, habiendo olvidado todo posible punto de vista de los japoneses, toda posible causa de crítica —no más “pero es que no hacen ni medio esfuerzo por hablar japonés” —, puedo reírme a gusto de la situación de Bob Harris y Charlotte, más con ellos que de ellos. Y aún así, el filme aún me deja con una sensación de nostalgia que suponía desaparecería al llegar acá… creo que eso nunca cambiará. Supongo que, en cierto modo, yo también vine con una búsqueda a la espalda, un poco perdida.

[ The Wind — Cat Stevens ]

Hirune

El señor que está sentado en el computador de al lado, de chaqueta blanca muy a la moda, se ha quedado dormido con la mano en el mouse.

[ Lento — Julieta Venegas ]

Hiking

El aire es respirable. Señales de vida: ninguna. Seguiré escalando a ver qué encuentro.

[ Olha o Gandhi Ai — Daniela Mercury ]