今日本に住んでいます。

Me he reconciliado con Blogger. Después de años de resignación han reaparecido como por arte de magia los caracteres japoneses en este blog. Es como cuando aterriza la nave en Close Encounters of the Third Kind y baja toda esa gente que andaba perdida desde hace quién sabe cuándo. O no ese momento exactamente, no es algo tan importante y secreto. Más bien sería como la vez que apareció ese arete que andaba buscando por todo lado y resultó estar en la bolsa que guardaba la chaqueta TRON de Himura. O como el guantecito negro que viajó a Colombia y regresó hábilmente camuflado en la maleta ruidosa, aquel guantecito que me había acompañado todas las mañanas al colegio en 11 y que sólo volví a ver cuando seguí el certero y despreocupado consejo de mi papá.

[ Clair de Lune — Claude Debussy ]

El tímpano, esa húmeda ventana japonesa

Es la música, sólo la música, ayer hoy mañana la música.

Es encerrarme en el cuarto y contemplar el vacío desde la cama, olvidar todo arrepentimiento, toda satisfacción, convertirme al primer ritmo que venga como a una fe milagrosa; es romper el corazón hambriento y rellenarlo ávidamente de sonidos que fluyen en avalanchas—nunca es suficiente—nunca es suficiente—

Peleo por la música con uñas y dientes, la devoro con mórbida fruición, la dejo caer por doquiera que camino—no me cabe, no me cabe, no me cabe tanta en el alma. Quisiera dejarla estallar, que volara despedida desde mi balcón, que rebotara en terrenos baldíos y diera de lleno en los oídos de los cerezos. O si no sellar cada resquicio de este cuarto y asfixiarlo de música, que mi cuerpo quedara estrujado contra la ventana de tantas notas juntas y tan poco espacio, que me dolieran los huesos y rascara un pedazo de carne inalcanzable entre las orejas y la garganta, que por los vidrios empezaran a correr ríos irreparables y finalmente saliera dando tumbos sobre el piso, con los ojos brillantes, la respiración agitada y una animal mueca fácilmente confundible con una sonrisa.

Es la música, sólo la música, desbocada en mi sangre, frenética y corrosiva, mañana ayer hoy nunca la música.

[ Bachelorette — Björk ]

Koude

Tarde de primavera. Una ventana cerrada, el cielo azul salpicado de inmóviles gotitas grises. El Monte Fuji se tapa los ojos con nubes, sus blancos hombros aún nítidos tras hileras de cerros y edificios nimios ante su presencia. Hay certeza de la existencia de los ciruelos.

La música invade un cajón que ha aprendido a llamarse hogar. Una mano helada busca refugio bajo las cobijas, entre los muslos… el frío se propaga, es inútil luchar contra él. La compañía sería un buen aliciente, si tan sólo fuera deseada, pero si la elección se basara en las voces que se filtran por los resquicios, se concluiría que en este momento no existe otra voz posible que la de Gainsbourg.

Las palabras siempre fallan. El vidrio ante los ojos no puede traducirse en los dibujos que cubren las teclas de aquella máquina, los que cubren los rectángulos sobre las puertas, los que adornan las resmas de papel brillante que observa con atención el oficinista que se deshace, exhausto, en la silla del tren.

Y el frío, ¿quién hablará del frío? ¿Quién hablará de las flores irreales en las ramas del ciruelo? ¿Acaso la carne reblandecida, la tela desprovista de todo propósito si no puede cumplir su más simple cometido? El mundo que el Monte adormilado se niega a contemplar no logra completar su síntesis en dos dimensiones.

La mano azulada sucumbe al sueño. El azul da paso al naranja, el naranja al violeta, el violeta al negro. De afuera las voces se siguen colando. De este lado, el silencio. El silencio o una voz seductora que ya a nadie habrá de acompañar.

[ Hanky Panky — Madonna ]

Acúsome

Reverendo Koshkat, perdóneme, pues he pecado. Canto con sentimiento canciones de Shakira en el karaoke, “Te quiero mucho” de Naty Botero se me metió por el oído como el gusanito que le meten a Pavel Chejov en Star Trek, finalmente bajé la Gasolina de Daddy Yankee y Atréve-te-te-te de Calle 13, Raffaella Carrà me levanta el ánimo (pero de eso tienen la culpa Maladjusted y La hora chanante), y escucho constantemente una canción de Ana y Jaime (“Para qué”), una de Britney Spears (“Toxic”) y un par de Ashlee Simpson. No contenta con eso volví a bajar canciones de Locomía pese a que me había propuesto erradicar al trío ibicenco de mi vida, y además me gustan dos canciones de Luis Miguel, dos de Fey, una de Alejandro Fernández y varias de las Spice Girls.

De la música de plancha (léase balada romántica de los años 70) no tengo por qué arrepentirme. Y mucho menos de Wilfrido Vargas.

Jack y Maladjusted, es su turno de confesar.

[ Natural’s Not in It — Gang of Four ]

Omnipresencia bloguera

Leía distraídamente los comentarios de un post en un blog que no conocía cuando, ¿dejà vu? Nada de eso, si se trataba de una página nueva. Era nada menos que un otro comentario de Patton.

“Patton está en todas partes”, me dije, refundiendo mi memoria en las mil y una veces que he visto el seudónimo firmando un comentario en medios de comunicación de Internet, desde los más difundidos hasta los más humildes. “Y donde no está Patton, está Pequeña Padawan”.

Entonces intenté recobrar la vaga concentración que exigía la lectura, giré la rueda del mouse para ver el siguiente comentario y, oh, sorpresa…, era de Pequeña Padawan.

Big Brother and Big Sister are reading you. And I guess they hope you read them too.

[ Aphrodisiac — Bow Wow Wow ]

Sancocho de récords

Tomado de la Wikipedia:

“En el año 2003, conmemorando el centenario de la república [de Panamá], se hizo el sancocho centenario, el cual entró en los Guinness Records como la sopa de pollo y ñame más grande del mundo al cocinarse más de 2500 galones en una olla de 1470 libras”.

Reconozco la labor de las personas que generación tras generación se esforzaron en preparar la sopa de pollo y ñame más grande del mundo. Debería reunirme con mis familiares las próximas vacaciones a ver si cogemos un par de ollas grandes y nos dedicamos a romper marcas tan importantes para la humanidad como la de la changua con huevo la sopa de leche, cebolla, cilantro y huevo más grande del mundo.

[ 3/5 of a Mile in 10 Seconds — Jefferson Airplane ]

Observación (II)

Cuando un interlocutor se dispone a acabar con un hiato en la conversación (cosa común en comidas o reuniones casuales alrededor de un café), sus labios se separan ligera, casi imperceptiblemente, cosa de un milímetro o menos. La mirada, antes fija en su contraparte —o en objetivos móviles lejos de los ojos de ésta— se detiene de repente en un punto fijo, generalmente a medio camino de los hablantes, flotando suavemente sobre la mesa.

Pasarán varios segundos antes de que los ojos busquen el rostro que pacientemente los espera y la boca se abra un poco más. El encogimiento de hombros que acompaña la toma de aire es señal inequívoca de la llegada al mundo de un nuevo sonido.

Este proceso suele ser preludio de anécdotas o preguntas cuyas respuestas requieran del escucha el alejamiento de la vista en dirección al techo o a la última repisa de alguna estantería lejana.


[ Young Hearts Run Free — Kym Mazelle ]

No me mola

Pues a mí no me mola este nuevo Blogger. Seguro la nueva Coca-Cola era mejor que esto. Me tutea y me invita a abandonar la edición en HTML para terminar con quién sabe qué clase de template tonto.

(Y pensar que acababa de decirle a Mer que pasaría mucho tiempo antes de que sucediera el temido cambio…)

Por cierto, desde que empecé a usar este nuevo template he tenido ganas de volver a tener banner cambiante (sólo porque me costó trabajo decidirme entre el que hay ahora y otro par que hice antes), pero aquí me ha sido imposible. Si alguien pudiera ayudarme o persuadirme de dejar quietos a los Lemmings…

[ Headlights — Sean Lennon ]

Listeners Killed the Radio Star

Aranta me encomienda la dura tarea de tomar a mis ídolos musicales, sentarlos en el banquillo y señalarlos con un gigantesco dedo acusador. Acepto con gusto la tarea y aquí vamos.

The Beatles
Love
Queridos Paul y Ringo (en especial Paul):
Sabemos que en estos tiempos difíciles es necesario hacerse al dinero a como dé lugar. Sabemos que en sus estanterías secretas ya no queda ni un solo clip de audio a medio podrir. Que se sacaron la espina de haber dejado que Phil Spector hiciera ochas y panochas con Let It Be. Que le decidieron darle importancia a la banda sonora de una película que para ustedes no revestía mayor importancia en cuanto no fue aceptada como la tercera película que les habían exigido. Que pusieron los #1 que todos conocemos y oímos en todo lado en un disco e igual lo compramos. Pero ya es suficiente. Coger sus canciones y revolverlas todas a ver si esto también nos lo comemos sólo porque en la portada dice The Beatles es demasiado. Por favor vuelvan a sus respectivas giras de conciertos y toquen “Yellow Submarine” para que los fans nostálgicos les pongan cuidado.

Billy Joel
The Bridge
No trae nada interesante. El dúo con Ray Charles está lejos de matarme, y “A Matter of Trust” me gusta pero no como para considerar que salve a este disco.

Jefferson Airplane
Aprovecho este espacio para decir, simplemente, que Jefferson Airplane jamás debió haberse reunido ni caer en dos errores consecutivos llamados Jefferson Starship y Starship. No me importa que hayan la banda sonora de Maniquí; me conmueven los recuerdos, pero no debió haber sucedido. De resto, todo está muy bien.

Queen
Made in Heaven
Cuando se escucha este disco se nota a leguas la ausencia de Freddie Mercury. Está la voz, pero claramente falta el alma. Es como si tras la muerte del cantante le hubieran dejado las pistas vocales a un desconocido para que les pusiera arreglos a su gusto. Al final uno siente que no estaba escuchando a Queen sino algo muy parecido pero no tan bueno.

Nelly Furtado
Loose
Ustedes saben qué sucedió. Por favor, no me hagan repetir historias tristes.

The Mamas and the Papas
People Like Us
Cuando a uno lo ponen a hacer algo de mala gana, se nota. Este disco es lo que pasa cuando uno termina mal con su banda y de repente le dicen que el contrato incluía un disco más por hacer, que es justamente lo que les sucedió a ellos. Insisto: nunca la reticencia fue tan evidente en la música como en este álbum.

Sean Lennon
Into the Sun
Al lado de Friendly Fire este disco es un mero experimento. Con “Home” como único acierto, este disco parece un demo hecho en casa. Me atrevería a decir que no habría manera de que a mí me gustara Sean Lennon de no ser por la aparición del álbum del año pasado. Ahora estoy completamente hechizada, lo que convierte a Into the Sun en un trago pasable como para variar.

Butterfly Boucher
Sólo tiene un disco que resulta ser perfecto.

Wir Sind Helden
No me es posible decidir cuál de los dos álbumes me gusta más. No existe falla en la trayectoria de esta banda.

Y como esto es un meme, por si no se habían dado cuenta, es menester pasarlo a otras personas tras haber pegado el letrerito original, que dice así:

“Reglas: Pon tus bandas favoritas y debajo el peor disco, seguido de una breve explicación. Rueda la invitación a algún amigo después.”

Invito a responder a Himura, Maladjusted, Jack y Changhee, con quienes he compartido grandes ratos musicales. Vaya, extraño mucho los ratos musicales.

[ Breathe (2am) — Anna Nalick ]

San Valentín involuntario

Esta tarde encontré un gigantesco sobre ocupando todo el largo y ancho de mi buzón de correo en el dormitorio. En él, mi nombre estaba escrito en japonés y español con marcador negro justo encima de mi larguísima dirección.

Descartando de inmediato la posibilidad de correspondencia corporativa de la Embajada de Colombia, titubeé brevemente en el reconocimiento de la letra. Mi lado pesimista quería creer que todo era un error o una suscripción a una revista de inmigrantes que yo no había pedido. No obstante, al tomar el sobre y leer el nombre del remitente al reverso, me puse a saltar agitándolo para que Marikit, quien a su vez estaba recibiendo buenas noticias del otro lado de la puerta, pudiera verlo.

Lo abrí en la cocina comunal, olvidando el suculento cerdo con mantequilla que me aguardaba en la mesa. Adentro había tres postales sobre las cuales, irónicamente, costaba mucho trabajo escribir debido a que estaban completamente plastificadas. Sería un pésimo chiste agregar que las postales provenían del departamento de Nariño. Había también una carta, y entre sus pliegues, un par de aretes.

Qué fecha para recibir esta sorpresa, me recordó Marikit. Un día después de comentar que en mi vida jamás he recibido flores, varias horas después de decidir que prefiero los lápices a tan perecedero regalo, un rato apenas después de decir “feliz día de San Valentín” con sorna reseca. Nunca fue un día especial para mí, pero este año el día mismo se rebeló y se reveló en forma de lenta correspondencia arribando abierta y vuelta a cerrar a su destino.

La carta la he leído tres veces. Los aretes me los pondré mañana y las postales están a punto de adornar mi cuarto.

[ Sendero — Gustavo Santaolalla ]