No soy de aquellas personas que suele opinar abiertamente y defiende a morir su punto de vista. Ahora, si bien en persona digo una que otra cosa (dependiendo del interlocutor), en la vida escrita me limito a leer y refunfuñar o quejarme ante mi interlocutor de confianza más cercano. Alguna vez me atreví a expresar lo que pensaba, pero mi reacción ante la crítica llegó al extremo de retirarme de TOL temporalmente. Me trajeron de vuelta la novedad de TOL-Talk y un mensaje del Sr. Guillot, pero ésa es otra historia.
La sensación que me quedó después de este episodio fue de pesar, de haber deseado haberlos enfrentado para así haberme hecho entender, o al menos haberlos ignorado a todos y haberme mantenido ahí, en mi incomprendida esquina. Digo incomprendida porque lo que dije fue tomado exactamente por su contrario. Ya no recuerdo bien el modo en que lo escribí, así que no puedo arreglar el malentendido surgido de una aparente redacción pobre. Sin embargo, ha pasado mucho tiempo desde el incidente y sigo pensando en la relación foto femenina – comentarios.
La reacción de las personas con respecto a los retratos de personas normales es muy diferente en el caso de los hombres que en el de las mujeres. La foto de un hombre cualquiera (no un modelo ni alguien haciéndose pasar por modelo) no suele suscitar reacción alguna, salvo uno que otro chiste o comentario acerca del entorno. Sin embargo, una mujer siempre será susceptible de ser calificada. La mujer no puede deshacerse de su condición de objeto de deseo, y así, no importa la circunstancia si se puede evaluar la calidad del objeto en su implícita misión de recrear la vista. De esta manera, la simple imagen de un ser amado es fácilmente confundida con la última exposición de hotornot.com. Un camino transitado en una universidad es una pasarela de ladrillo con filas de jueces no siempre silenciosos. El mundo para una mujer es un gigantesco certamen del que muy pocas salen bien libradas. Obviamente es un evento retorcido y que carece de toda conexión con una realidad lógica (¿una mujer normal, con hijos, hogar y trabajo encima, puede ser igual a las modelos cuya ocupación es su cuerpo?), pero que acaba por calar en la gente como si fuera la única verdad. Al fin y al cabo, en un un mundo donde los medios muestran una realidad que no es la nuestra pero asegura serlo, lo único que hay por esperar es este afán de encontrar en las calles lo que prometen las pantallas.
Un espectador apaga la televisión y encuentra por ahí la decepcionante foto de una mujer como todas, una con cualidades y defectos como los que posee el hombre — eso sí, cada vez menos admisibles, el culto al cuerpo que en principio parece dirigido sólo al género femenino se va propagando por toda la raza humana —. Algún día él también será juzgado, pero por ahora él se dedicará a juzgarla a ella.
[ Two Steps Behind — Def Leppard ]