En Tsukuba hay un acelerador de partículas. No, esperen. Dos aceleradores de partículas. Los encontré en un terreno gigantesco cercado con arbustos y una tapia de piedra esta tarde mientras buscaba un punto de retorno. Había salido de clase de alemán y, al no tener muchas ganas de regresar directamente al cuarto, me propuse ir hasta Hanabatake (una zona desolada al norte del pueblo, sembrada de puerros y supermercados). Llegué más rápido de lo que esperaba y todavía no estaba cansada, así que, de la manera más predecible para esta anécdota insulsa, me pregunté qué habría más allá de ese cruce, y más allá y más allá. Como era de esperarse, no había nada.
El letrero de la entrada en letras doradas “高エネルギー加速器研究機構 – High Energy Accelerator Research Organization” apareció mucho más adelante, cuando ya empezaba a preguntarme si podría llegar a un pueblo vecino, si es que tal cosa existe en el fin del mundo. Tras sospechar con emoción que el sitio era lo que resultó ser decidí detenerme donde terminaba el predio, quitarme la chaqueta rosada y devolverme.
Según la página del KEK (el organismo en cuestión), el procedimiento en caso de emergencia incluye aprenderse la siguiente serie de sílabas y gritarlas a quien se encuentre a su paso: “NI-GE-RO” (“¡escapen!”). En caso de falsa alarma, hay que decir “GO-HO” (“falsa alarma”—sale así, en mayúsculas). Me pregunto qué cosas sucederán en un instituto de investigación de aceleración de partículas, en especial uno con dependencias de nombres tan sonoros como “Photon Factory”. Me acordé tanto de Himura.
A 6.5km de distancia del Monte Tsukuba, éste deja de parecerse al Cerro El Cable para exigir respeto. No es cosa de trepar en dos pasos y luego dejarse rodar acostado, como cuando uno es chiquito y quiere marearse. Desde la esquina del KEK se puede ver un torii en la mitad de la cuesta, lo cual deja adivinar su verdadera envergadura. Debería ir a conocerlo algún día. Al fin y al cabo el pueblo se llama igual que el monte y éste sale entre las cosas interesantes que se pueden apreciar desde la Torre de Tokio en un día despejado. Como yo sólo he subido a la Torre de Tokio de noche, no puedo dar fe de nada.
¿Vieron la película que les recomendé la otra vez en YouTube? ¿Vieron la escena en la que Ichigo le cuenta a Momoko la historia de su vida y la de la legendaria motociclista desaparecida? Encontré la franquicia local del restaurante donde transcurre esta escena. No entré porque no vale la pena sentarme sola en un sitio tan decididamente rococó. La próxima vez me llevo a Asano.
Como habrán notado por el aumento en la frecuencia y disminución en la calidad de escritura, ya no estoy sujeta a los horarios de la biblioteca para usar Internet. Parezco perdida recién aparecida. Si ustedes se han quedado atascados en un ascensor solos, han hecho un voto de silencio o han visto Castaway, me comprenderán. Al pobre Himura vamos a tener que apodarlo Wilson.
[ Runaway Train — Soul Asylum ]