Nada más que decir

Se acerca el día de regresar a Colombia. No hago sino soñar con ese momento; todas las noches veo distintas opciones del reencuentro. Que mente tan aburrida tengo, que sólo se fija en un tema y se muestra infinitamente displicente ante la propuesta de hacer algo más creativo. Además, a mi mente le está dando por pensar filosofía barata, de ésa que se pregunta si el hecho de odiar el hoy me va a hacer más difícil el mañana. No sé, algo así dice mi mente, repasando las dudas que tiene. ¿Si me quejo de mi presente, me arrepentiré en el futuro? Qué mente tan tonta, preguntándose eso en vez de sacar una buena idea de una vez por todas.

Si yo me quedara a vivir en Dubuque, Iowa, de seguro perdería preciosos años de mi vida. Además, dejaría de caminar (tal como lo he hecho hasta ahora), comería comida pésima, me vería muy mal (no sé qué tiene este ambiente que lo hace a uno ver como enfermo) y mi mente estaría al borde del abismo. Yo estaba acostumbrada a moverme mucho más que ahora, en serio, por más que yo a simple vista dé la impresión de ser una morsa completa.

También me disgusta mi manera de hablar ahora. No tengo ningún argumento. Mis palabras son “sí”, “no”, “no sé” y “jajaja”. En especial “jajaja”, que no es ni sí ni no ni no sé. Qué babosada. Miles de personas en el mundo trabajan duro mientras yo me dejo desgastar lentamente. Shakespeare me espera y es como una inyección de insulina para quien no está acostumbrado: increíblemente incómoda pero vital. Ay, Shakespeare, cómo me haces sufrir…

Qué más puedo escribir: la primavera ha llenado la grama de dientes de león, que, como decía la canción, brillarían de día si el cielo estuviera abajo y la tierra arriba. “Dandelions would shine by day, you couldn’t pick them up or throw them away!” Un aplauso para la ilustre profesora Miss Pollito, cuyo verdadero nombre ya olvidé. Qué populares se hacen los apodos. La primavera es espectacular si uno tiene en cuenta que no ha visto flores por más de seis meses. Miento. En California los árboles se estaban llenando de flores, y me recordaban tantas pero tantas cosas… Napa Valley es como el cielo, con montañas, viñedos, flores y mar… el inmenso mar… espantar gaviotas, acercarse al agua y huir de las olas, recoger conchitas y sentirse en el paraíso…

Esperen, esto merece entrada aparte.

Estoy escuchando: Electrical Storm, de U2

Me siento: Desperdiciada/Con fastidio de mi situación actual (como con ganas de salir corriendo y no parar)

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