Cosas que empecé a aprender y no seguí

francés (es un archivo dañado en mi memoria)
alemán (me gradué de Tsukuba y hasta ahí llegó)
chino (lo odié)
portugués (perdí el interés)
latín (me fui de Los Andes y hasta ahí llegó)
italiano (Tsukuba solo tenía nivel básico y lo tomé justo antes de graduarme)

crochet (no le puse mucha atención a mi abuela cuando me enseñó)
bordado (falta de paciencia; es como dibujar pero se demora mucho)

fotografía (llegué a Bogotá y se me acabó la inspiración)
pintura al óleo (el problema de dibujar rápido es que lo quiero todo listo ya)
caligrafía japonesa (fobia social)
sumi-e (el curso se acabó y hasta ahí llegué)

tiple (no sé qué se hizo el tiple de mi abuela)
bajo (en realidad quería ser cantante en la banda del colegio)
charango (me incomodó porque es como un ukulele al que le sobran cuerdas)

patinaje (huí apenas pasamos de los juegos al entrenamiento serio)
balonmano (huí apenas llegó el invierno a Tsukuba)

bailes de salón (fobia social)

QBASIC (apareció Internet)

5 Responses to “Cosas que empecé a aprender y no seguí”


  • Yo extendería la lista indicando la causa de la interrupción. Falta de interés, falta de tiempo, distracción, perder tiempo en bobadas, etc.

  • schön!

    coincidimos con el latín, portugués e italiano. pero éstos no los recuerdo con tristeza, porque la causa del abandono fue desganas. en cambio, el japonés, el ruso y el griego antiguo, si los recuerdo como una Itaca a la cual volver…. cuando las exigencias de este mundo le den espacio a la amplitud de mis obsesiones….

    y la fotografía vi que no era demasiado compatible con mi personalidad paranoica, que me impide sacar la cámara a cualquier lugar porque siempre me-la-van-a-robar.

    good to know where you’ve been going!

    • Todo eso que uno deja en remojo “para cuando se pueda”… ¿Llegará a poderse? Si uno realmente pero realmente quisiera lo haría a como diera lugar. Aunque también uno suele querer muchísimo más de lo que puede abarcar.

      Con la fotografía me pasó igual que a ti: por un lado, Bogotá-paranoia, y por el otro, ya no vivo en un sitio con luz bonita.

  • Casi no recuerdo cosas que empecé y no seguí. Tal vez no comienzo suficientes cosas.

    No creo que sea un problema comenzar cosas y dejarlas. Uno termina atrapado en alguna de las cosas que prueba, por gusto, inercia o por fuerza mayor.

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