Delirio

Anoche soñé que atravesaba un arrozal inmenso en bus. La carretera partía el infinito en dos; alrededor el cielo desdibujaba el horizonte, fundiendo el verde en un azul blancuzco enceguecedor. Quién sabe dónde estaría sembrada la última hilera de arroz, dónde romperían las olas al otro lado de aquel mar. El bus seguía y seguía bajo esa luz extraña que encendía las espigas como antorchas.

Creo que me equivoco al hablar en pasado: aún estoy soñando con aquel campo, encerrada en la inmensidad. A veces creo que despierto. La última vez que abrí los ojos era de noche. A mi alrededor había torres repletas de luces alzándose hasta converger en una especie de cúpula ilusoria. Perdida entre el negro y el neón seguí a alguien que de repente había extendido su mano tras su espalda, hacia mí. Caminamos como si la ciudad no se fuera a acabar nunca, como si su infinitud fuera una excusa para seguir juntos. Sabía que cuando desenredara nuestros dedos se abriría un abismo entre nosotros y se llenaría de agua salada. No me sueltes, no me dejes ir a dormir. No dejes que el sol nos toque los párpados a destiempo. Está bien. Me resignaré a ser paciente y esperar el final de este delirio. Igual yo sé que a tu siguiente día no pertenezco.

[ Lullaby (Goodnight, My Angel) — Billy Joel ]

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