愛の歌

… y escuché palabras que no entendía; pero vi sus ojos, sus manos volando sobre su corazón, y comprendí lo que quería decir. Aprendí a dibujar una palabra que más tarde me dolería, porque lo único que él me pedía era un trozo de los tantos años que componen mi vida, y yo no podía ofrecerle ese regalo por más que sintiera afecto por esas cejas de pinceladas gruesas y esa cascada de cabello de medianoche. Aún me acechan los recuerdos de la noche iluminada por el bombardeo proveniente del mismísimo cielo, las minúsculas bombas líquidas cayendo sobre mi capota, la penetrante mirada de ojos rasgados, sonriente y devastada… y yo huyendo de este estallido corriendo al refugio temporal de mi cuarto. Cada trueno es un latigazo que me recuerda que debo tomar una decisión respecto de este verde pueblo olvidado, pero pensando solamente en mí y en nadie más, como sabiamente lo dijera él.

Entonces oigo un eco proveniente de la tierra que sintió crecer mis raíces, es el clamor de alguien que se había negado siempre a soltar mi mano, y que cuando de repente sintió que cada vez tenía menos carne y huesos en su poder pensó que al mismo tiempo tenía menos alma. Se resignó con rabia, ocultó el deseo de volver a ver la luz de un día normal a mi lado tras una máscara de indiferencia convertida en furia. Y la tormenta de sus propios pensamientos lo volvió un ser incrédulo. O tal vez sí creía, pero yo ya no entendía… por el momento no entendería; yo ahora estaría dedicada a desenredar mis propios hilos. En el fondo sólo quiero oír ese clamor lejano y volver a sostener mi mano entre la suya, pero abro los ojos y de nuevo encuentro las cejas de pinceladas gruesas, los ojos rasgados…

Estoy escuchando: Twilight, de Vanessa Carlton

Me siento: Confundida/Desesperada

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