Quince y dieciséis de abril

Bulnes. Mer. Santiago. Una máquina de marcar tarjeta en el trabajo. El bus más tóxico del mundo. “Flaquitas y pulposas”. Presuntos niños atracadores siguen a su víctima. “El coiffeur de las estrellas”. Un apartamento como de revista. La máquina de marcar tarjeta cuadra sola su reloj. Baba ghanoush. Vino. Bondiola, puré de batata, pasta de membrillo que no es dulce de membrillo. Dibujitos. Vino. Pink Martini. Baile. Raffaella Carrà. Helado. Vino. “Manu, ¡Chao!” La novicia rebelde. El trío Los Panchos con Eydie Gormé. Catacrocker. Agua. No hallo manera de reportarme a la nave madre. Una medialuna exquisita, densa como el centro de Júpiter. Café. La máquina de marcar tarjeta se atasca con mi dibujo de “Santiago el operario” adentro. Gorra con linterna, regla, cuchillo, cartulina, todo es inútil. Me toca irme. No quiero. Línea 39, cielo azul perfecto. He quedado un poco enamorada.

1 Response to “Quince y dieciséis de abril”


  • 😀
    Espero que tu viaje de regreso en el 39 haya sido más placentero y mucho menos tóxico que tu viaje de ida en el 93.

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