Así que quieres ser una cantante. Crees que lo tienes todo: inteligencia, carisma, talento. Sí, dicen que tienes buena voz. Te desenvuelves bien delante del público. Sin embargo, te falta algo… Déjame verte:
Primero que todo, déjame decirte que jamás te has depilado las cejas. Quelle horreur! No me interesa que te hayan dicho alguna vez que son lindas, o que son herencia árabe. Ninguna cantante que se respete tiene eso. ¿Y esa nariz? ¿Acaso has visto mujeres exitosas con esa narizota? Opératela. Aquí necesitamos gente grácil, no rara. ¿Y el cuerpo? Veámoslo. Ewwww!!! ¿Realmente necesitas que te diga todo lo que tienes que cambiar? A ti te deberían decir como a las sílabas que no llevan el acento en las palabras. Átona. No hay nada de tono en esos flojos músculos. ¡Al gimnasio! Hasta que no veamos tu sixpack no estamos contentos. ¿Cómo que qué tiene eso que ver con cantar? ¡Pues todo! Nadie quiere oír a una cantante con barriga. Tienes las piernas feas, los brazos feos, el vientre feo, el busto feo, los glúteos feos, la espalda fea. Eres horrible. Aún cuando tu voz es fantástica, no eres más que un gusanito chillando por ahí. Sin el cuerpo (hey, la voz no importa, ¿quién te mintió toda la vida?), no vales nada. Y no sólo para sobresalir en la música. Para todo en esta vida, mujer, debes inspirar sexo. Sin eso, no tienes estrella. El mundo esconde la palabra porn tras star… y no hablo necesariamente de Pop.
Estoy escuchando: Clair de Lune, de Claude Debussy
Me siento: Sonriente