En la adolescencia es fácil caer en la vergüenza infinita cuando las amigas íntimas se enteran de que uno se ha besado en una fiesta con un tipo más bajito que uno. O sea, ¡más bajito! ¿Pueden creerlo? ¿Será que a ella le tocó agachar la cabeza? The horror! Pero cuando la adolescencia ya pasó, y el tipo del beso es ahora uno de los amigos más antiguos y entrañables que uno tiene, y encima de eso uno ha seguido campante por la vida dándose besos y más que besos con otros tipos de menor estatura que uno, ¿no viene siendo hora de que las amigas dejen de burlarse de lo que pasó aquella noche?
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Terminé de leer (¡por fin!) How to Live Safely in a Science Fictional Universe, de Charles Yu. Me quedé un rato pensativa, condensando ciertas ideas de lo que el libro llegó a representar para mí. Luego pasé otro rato tratando de que las lágrimas no se convirtieran en llanto ruidoso.
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Extraño el karaoke japonés.
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