I am the man who will fight for your honor…

Me es imposible escuchar Glory of Love, de Chicago, sin recordar automáticamente uno de los hitos cinematográficos de los 80:

Sí señores, la famosa saga protagonizada por Ralph Macchio y Noriyuki “Pat” Morita (quien, según Minori, no es japonés… y acabo de descubrir que, en efecto, es californiano). Después apareció esa niña… pero eso está fuera de mi jurisdicción. Otra inspiración para mi fanatismo por Japón. Una errada, por cierto.

Ya que el tiempo ha corroido mi memoria, sólo tengo claras memorias de un pedazo de Karate Kid II. Vi la I y la III pero se desvanecieron. El asunto es que el principio de Karate Kid II estaba grabado en algún cassette de Beta, pero… tal vez ya fue sepultado por otra película.

Entonces, ¿qué recuerdo? Fuera de la pose de la grulla (sobre la cual leí que en realidad es inútil y realmente no existe en el karate)… les contaré:

Mr. Miyagi invita a Daniel-san a Okinawa, su tierra natal, no sé a qué. Como los norteamericanos no necesitan visa para casi ningún lugar, y menos para Japón que le tocó ser su perrito faldero después de WWII… en fin, se fueron para Okinawa. Con ustedes, Okinawa.

Okinawa es famoso por sus piñas y sus leones de la suerte, llamados shisa. Yo tengo una shisa (no, no una chisa el gusano asqueroso que se vuelve cucarrón) porque Minori fue a Okinawa en junio y me la mandó. Se supone que vienen de a dos (una para espantar malos espíritus y otra para recibir buenos), pero él se quedó con la de los malos. Qué dulce…



Mi shisa es más bonita…

El caso. Llegan a Okinawa, que está infestado de bases militares norteamericanas, y pasan a la casa de la familia de Miyagi, a saludar a su papá que se está muriendo. Debo recalcar que la casita de los Miyagi se parece peligrosamente a la casa de Minori. Pero bueno, las dos son casas tradicionales… y la de los Miyagi me hace creer estúpidamente que todas son así en las islas niponas. En fin, yo estaba chiquita (la película data de 1986)…

El papá de Miyagi (Miyagi-san no otousan… lo siento, tenía que decirlo) murió tranquilamente en su camita tipo sleeping bag (así son las camas de los japoneses; casi duermen en el piso), no sin antes decirle que tenía que reconciliarse con Sato (interpretado por un hawaiiano, Danny Kamekona), su primo/amigo/vecino/hermano/pariente/lo que sea y archienemigo. Miyagi y Sato no quedaron muy contentos con este último deseo.

Mientras tanto, Daniel-san hacía de las suyas… ¡ajajá! Como el que menos corre vuela, Danielito encontró a una okinawense (¿okinawana? ¿okinaweña? ¿okinawita? um… de okinawa), una jovencita llamada Kumiko (Tamlyn Tomita), quien en la vida real ganó montones de reinados de belleza tipo Miss Ascendencia Asiática en USA. Creo que la voz doblada al español era la misma de la Maestra Yolanda/comentarista de Noppo, así que ésta es mi imagen de la comentarista de Noppo:

Hay una escena en la que Kumiko y Daniel corren alegremente por la playa y llegan a una especie de templo. Mientras tanto, suena en el fondo la canción de la que les vengo hablando: Glory of Love. Más exactamente, la parte que suena es “like a night in shining armor, from a long time ago, just the time I’d save the day, take you to my castle far away” y pum, habla Kumiko. Es por esta partecita que no puedo evitar la relación… ah y agregándole que Minori estuvo en Okinawa recientemente y me llamó desde allá… no, no, no, esa canción es una bomba nostálgica inmediata.



Like a knight in shining armor…

¿Quieren saber hasta dónde llega mi memoria? Pues bien, Sato tiene un sobrinito llamado Chozen que resulta no querer mucho a Danielito, y así, mientras Sato reta a Miyagi a un duelo a muerte, Chozen-kun reta al pobre aprendiz de karateca. Ah, nota interesante: Sato quiere destruir la pequeña villa de Miyagi. Veamos un poco de realidad, amigos. ¿A esto le llaman villa?

Está bien, está bien, en Okinawa sí hay villas, pero igual eso de querer destruirla porque sí es una excusa muy good vs. evil, muy comercial. Otra cosa al margen: Miyagi encuentra a su viejo amor de infancia, cuyo nombre tuve que investigar y es Yukie (me suena a Yoshie, la mamá de Minori). Entonces, como símbolo de que se están enamorando de nuevo, llevan a cabo ¿¡la ceremonia del té!? Hollywood, Hollywood… No digo que yo sea la autoridad en cuanto a costumbres japonesas, pero sí estoy segura de que Hollywood es la cuna de los estereotipos más orates que ustedes puedan encontrar. (Dato: Minori y Kotaro nunca han tomado parte en una ceremonia del té. Al parecer, es un rito reservado para familias muy tradicionales y/o muy ricas… y bajo ninguna circunstancia se relaciona con el amor otoñal o cualquier otra clase de amor.)

Mi grabación en el cassette de Beta termina en una especie de bar maluquísimo en el centro de Okinawa, donde Daniel LaRusso hace una excelente demostración de sus súper cualidades karatecas rompiendo cinco gruesas láminas de hielo ante un reto de Chozen, quien ¡oh, qué coincidencia! se hallaba en el mismo barcito. Daniel-san empieza a calentar juntando sus manos y llevándolas arriba y adelante, arriba y adelante, mientras respira profundamente… y las rompe. Pum, se acabó mi Betamax, y con él, mi memoria.

Ahora que, casi en honor a Karate Kid, a Okinawa y a Minori comí donburi (una receta japonesa con carne), no puedo quitarme esa cancioncita de la mente: “I am the man who will fight for your honor, I’ll be the hero that you’re dreaming of…”

SUENA: en mi mente, Glory of Love — Chicago

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