Acetato

Estoy tratando de simplificar posts, a ver si al fin dejo de demorarme siete horas en una burrada. Son siete horas para escribir “se acabó mi crema dental sabor a kiwi dorado y, como ese sabor lo descontinuaron, me tocó comprar una sabor a limón tropical o algo así”. Dieciséis horas para este elegante tratado:

Se acabó mi crema dental sabor a kiwi dorado y, como ese sabor lo descontinuaron, me tocó comprar una sabor a limón tropical o algo así. Me molesta mucho que en Japón todo lo vivan descontinuando. El otro día me encontré una chocolatina con caramelo y sal y era lo mejor del universo, pero cuando fui a comprarme una segunda ración, la habían descontinuado. También ocurrió con la cocoa que vendían cuando vivía en Tokio. Fue un amor que duró lo que duré en esa ciudad. Y la chocolatina de fresa (¡70% fresa!) solo la venden en febrero. Como verán, solo me preocupo por las chocolatinas. Sin embargo, ha sido lo mismo con mi jugo de ciruela favorito, las camisetas bonitas de Uniqlo, el bento de anguila en el combini, las cremas que huelen rico, los accesorios de Banao, el jugo de maracuyá, el modelo a escala del USS Enterprise, la tarjeta de cumpleaños que compré y no llené y no envié. En cambio las cosas fomes, esas las venden todos los santos días. Y entonces uno se tiene que conformar con las papas con sabor a nada y el bento de arroz con pescado de Fisher-Price. ¿Qué quieren de nosotros los japoneses? Naturalmente, que nos llenemos de angustia por la inminente desaparición de las cosas y nos hagamos a ellas ya.

Pero en realidad no quería hablar de eso. Quería hablar de mi nuevo disco de acetato. Me compré el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band a un precio muy razonable—o al menos a mí me parece muy razonable para ser un disco de los Beatles de verdad. Y no, no son doscientos dólares. En todo caso, no puedo ponerlo a sonar porque en esta casa no hay tocadiscos. Tampoco hay mesas ni más de dos cucharas, pero esa es otra historia. Estoy muy contenta porque nunca pensé que llegaría siquiera a ver un disco de acetato original de mi grupo favorito de todos los tiempos y de pronto, ¡tan! Helo aquí, en mis manos. Así de fácil. Cuando vuelva a mi casa en Bogotá, lo guardaré al lado del Let It Be de mi mamá y lo pondré a sonar cuando vengan los invitados especiales.

[ Don’t Go Breaking My Heart — Elton John & RuPaul ]

3 Responses to “Acetato”


  • >Toca ponerlo a andar de para atrás para ver si tiene mensajes satánicos.

  • >Nooo, mínimo nos lo tiramos tratando de hacer ese chistecito y yo le echo la culpa a usted por semejante idea y no lo vuelvo a invitar a mi casa.

  • >Francamente, no veo ninguna otra razón para poner en un tocadiscos ese disco. Ah, no, mentiras, también está el final de A Day In The Life que es satánico incluso si uno lo pone a sonar como toca.

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